Algunas de las secuencias eran perversas por su inconsistencia:
–Pedrito: ¿Quien dijo el Credo?
Y Pedrito, pensando en esas proverbiales musarañas que nunca nadie ha visto, contesta un lacónico “No se”
Capón.
–Pedrito!–insiste–¿Quien dijo el Credo?
–El Papa, ¿no?
Capón.
–Pedritoooo, ¿quien dijo el Credo?
–Usted, Don Albino
Nuevo capón.
–¿Quien dijo el Credo?
Buscar la solución en lo mas alto, aunque sin convicción:
–Dios (?)
Esta vez fue una salva de capones, por usar el nombre de Dios absolutamente en vano.
La respuesta correcta era: “Los apóstoles”
Hay que joderse. ¿Cómo que quien dijo nada? Sería “quienes”, ¿no? ¿Cómo que “dijo”? Si acaso escribieron, redactaron, promulgaron… Además para entonces ya deberían estar todos los apóstoles muertos y enterrados, según supe cuando estudié los Concilios (¿Te acuerdas de la nemotecnia: NICOE CACOCO…) y que fue en Nicea donde lo pastaron casi todo.
Me reivindica Philip K Dick Do Androids Dream of Electric Sheep?, porque dio lugar al Blade Runner porque uno ya ha desplazado sus cultos de templos a pantallas de cinema.
O se que si, que me voy de vacaciones del blog, dejando un recuerdo de infancia para sugerir a los pediatras sociales que ayuden a los niños a huir de las convicciones dogmáticas tanto como de los deberes de verano. (Los jodidos nietos acabaron los cuadernos en los primeros tres días y, encima, bien hechos, para poder hacer luego lo que les vieniese en gana, ya fuera playa, excursiones al bosque frondoso, persecuciones de gatos callejeros o entierros ceremoniales de pajarillos asfixiados por “la caló”…)
X. Allué (Editor)