Solo tienes que pararte un momento y pensar en cómo te gustaría ser tratado si el o la que aparece en esa foto fueses TU, no olvides que el Alzheimer no conoce de sexo, raza o religión y cada vez menos de edades. Y algún día casi sin darte cuenta te miras al espejo y ves que te acompaña el alemán. Quizás en ese momento no recuerdes este decálogo pero esperamos que tu entorno mas cercano lo tenga muy presente.
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