Personalmente me encantan las puertas correderas; son una buena solución para espacios reducidos en los que el echo de abrir una puerta convencional puede suponer que se interponga entre los elementos de la estancia. Muchas veces la solución es integrar una puerta corredera en la propia pared, aunque hoy mi propuesta no se centra en las puertas integradas (escondidas), sino en las que quedan vistas (incluyendo el propio sistema de anclaje), y forman parte de la propia decoración interior.
Estas pueden ser de madera maciza, traslucidas… Hay un sin fin de posibilidades! El resultado final me encanta, espero que a vosotros también.
Feliz viernes!