Puntos de vista diferentes sobre las elecciones afganas

Por Antoniopampliega

Mientras la prensa internacional clama por el fraude electoral en las elecciones parlamentarias celebradas el domingo en Afganistán la Comisión Electoral Central afgana ha calificado los comicios como “un gran logro”. ¿Quién tiene razón? ¿Quién miente? La pregunta tiene una respuesta bien sencilla… La participación ha rondado del 35% del censo electoral; muchos de los votantes no han salido de casa por miedo a posibles atentados y secuestros- en total 40 personas habrían perdido la vida en un centenar de ataques- y las informaciones sobre el fraude en los votos o irregularidades en las papeletas dejan en duda la afirmación de “gran logro”. Pero estos datos no hacen más que elevar los ánimos de los gerifaltes afganos que creen que se puede hablar de éxito “que necesitaban las autoridades afganas y el presidente de Estados Unidos”, afirmó Fazal Manawi, jefe de la Comisión Electoral.

Estas declaraciones parecen acercarse bastante poco a la realidad. En la ciudad de Kandahar, la urbe más importante en el sur de Afganistán- y que da nombre a la provincia más conflictiva y beligerante del país- la realidad es muy diferente a cómo la pintan los miembros de la Comisión Electoral. Todas las tiendas de la ciudad, oficinas, restaurantes y tiendas de alimentación permanecieron cerradas a cal y canto para evitar convertirse en centro de las iras de los talibán… y así permanecieron hasta que a las ocho de la tarde se cerraron las puertas de los colegios electorales. Entonces, y sólo entonces, la ciudad recuperó la normalidad.

Claro, con toda la información en la mano ese “gran logro” se lo podemos otorgar a los talibán que han vuelto a conseguir su propósito: Infundir miedo a la sociedad con sus amenazas y atentados y evitar se fueran a las urnas a votar. Pero no sólo se les tiene que culpar a ellos. Gran parte de la culpa recae en el Gobierno del ‘pelele’ Hamid Karzai que sigue apoyando - y consintiendo- la presencia de los Señores de la Guerra como referente político del país. Unos señores responsables de cientos de miles de muertes durante la guerra civil que se libró en Afganistán para repartirse las migajas del poder dejado por los rusos. Esos mismos asesinos ahora son políticos reconocidos y a que estrechan manos a los ministros de medio mundo que, de vez en cuando, se dejan caer por Kabul. Hemos pasado del régimen criminal de los talibán a los criminales en el régimen del actual ejecutivo afgano.

Ese mismo ejecutivo apoyado por Occidente y donde nadie reprocha a Karzai que se escude en los señores de la guerra para conservar el poder. Un general de ISAF me respondió a este respecto. “Ahora mismo los necesitamos para estabilizar el país y no crearnos nuevos enemigos”, sentenció más ancho que largo. ¿Y la OTAN era ese organismo que acudió a liberar a los afganos? Pues vaya…

Podemos echarles la culpa a los talibán- que la tienen y mucha- por atacar a más de 150 colegios electorales… pero también a los gobernantes, a los occidentales, a los soldados, a los periodistas- por sesgar la información que sale de Afganistán. Los afganos han dejado de creer en un mundo en mejor; en la posibilidad de salir del pozo en el que están metidos desde hace décadas. Han renunciado a la democracia; porque, total, siguen igual o peor que antes… Por eso no es de extrañar que el índice de participación haya caído diez puntos respecto a las legislativas de 2005.

La ONU- ese gran organismo al que nadie hace ni caso- ya ha dado un toque de atención al gobierno afgano afirmando que es “demasiado pronto para hablar de éxito”. Aunque confirma que los “afganos han hecho un gran trabajo”, en palabras de Staffan de Mistura, representante especial del secretario general de la ONU en Afganistán. De Mistura se mostró muy moderado a la hora de hacer declaraciones a los medios de comunicación y prefiere esperar a conocer los resultados definitivos- sobre finales del mes de octubre- para hacer una valoración general. De Mistura no dijo nada al respecto sobre la ‘imparcialidad’ de la Comisión Electoral Central; la misma que estuvo encargada de verificar los votos en las elecciones generales de octubre de 2009 que se vio desbordada por las denuncias de fraude y que no tuvo más remedio que acabar admitiendo; pero, a pesar de esto, acabó ratificando a Karzai como presidente del país.

Además de De Mistura, otros organismos independientes advierten de que no todo está tan claro como pretenden las autoridades afganas. La Fundación por unas Elecciones Libres y Justas (FEFA) discrepa de las cifras sobre ataques a colegios electorales, que eleva a 389. Afirma que no fueron sólo los talibán, sino que también algunos candidatos y caciques locales emplearon amenazas para obtener apoyos. Y añade que “se observaron actos como el llenado artificial de urnas (...) en la mayoría de las provincias. También se supo de menores de edad que depositaron el voto sin tener derecho a ello así como de votos inducidos”.

Distintos puntos de vista para unas elecciones que no cambian nada en un país a la deriva. Los mismos continúan donde estaban. Los políticos bien acomodados y el pueblo sufriendo las consecuencias de una guerra que se acerca a los diez años.