Uno de los temas principales en las conversaciones sobre el sistema sanitario en twitter y en la prensa especializada en salud (tanto online como en papel) es la reforma del sistema sanitario. Algunos difunden ideas, otros lanzan iniciativas que buscan cambiar algún aspecto del sistema, otros analizan experiencias de otros países, algunos (debieran ser más)
La desesperanza y el desánimo se difunden en los grandes grupos, exactamente igual que la felicidad. Hace unos años en el BMJ hablaban precisamente de la difusión de la felicidad en los grupos, como si de un fenómeno colectivo se tratara. Quizás nos equivocamos de rumbo, o creemos que hay mil bandos, o nos centramos en las piedrecillas del camino para no enfrentarnos con la piedra que impide seguir caminando. Y preferimos buscar enemigos constantemente, antes que encontrar puntos comunes entre todos.
Una pregunta final que sirve de ejemplo: y si finalmente los tribunales detienen el proceso de privatización en la sanidad madrileña, ¿seguiremos trabajando para mejorar el sistema? ¿toda esa energía se volcará en una reforma real del sistema sanitario? Hay dos propuestas (una de AFEM y otra de las organizaciones sindicales presentes en la Mesa Sectorial) que no fueron aceptadas con algunas ideas que podrían ser desarrolladas, pero ¿serán papel mojado? ¿O seguiremos con enfrentamientos dialécticos?
El problema de los bandos o de los grupos enfrentados es que antes de dar la razón a los demás preferimos buscar mil motivos para discutir...