Qué es fluir y por qué es algo fundamental cuando haces ejercicio físico (2)

Por Robertosancheze
Si es tu primera visita, me gustaría darte la bienvenida que te mereces.

No quiero perder mucho el hilo de la primera parte de esta serie y perderme otra vez en temas metafísicos. Así que después de comprender qué representa fluir, veamos por qué es tan importante alcanzar ese estado de flujo cuando hacemos ejercicio y así el próximo día cerramos la serie con las diferentes estrategias que podemos usar para conseguirlo.

¿Por qué fluir es fundamental cuando haces ejercicio físico?

Porque si no fluyes, el ejercicio físico no sirve, no funciona, no reporta ni resultados, ni beneficios, ni consecuencias, ni nada. Sencillo.

Si no fluyes, si el ejercicio es demasiado fácil, no hay estímulo alguno. Estarás por debajo de tu habilidad, del potencial de desarrollo de tus recursos. Fluir no significa no esforzarse. Fluir quiere decir no sacrificarse. ¿Pero esfuerzo? Claro que hay esfuerzo. El esfuerzo es aquello que tú das para después recibir, pero no como expectativa o resultado, sino como consecuencia paralela, como dualidad. Es parte del intercambio energético, algo que no tiene nada que ver con el dolor o el agotamiento extremo, un indicador de forzar, no de fluir.

Precisamente, si no fluyes, si el ejercicio que haces es demasiado difícil, tu cuerpo te enviará señales de alarma. Podrás verlas o no, podrás hacer caso o no, tú decides. Pero si no haces caso a tus avisos de antiflujo tendrás que inventarte historias en tu mente, motivaciones extrínsecas relacionadas con la estética o el rendimiento para continuar con tu plan de entrenamiento. Sin embargo, al ser objetivos artificiales, antinaturales, ideas y creencias de la mente humana y potenciadas por los canones sociales del momento, los intereses económicos y la publicidad, jamás alcanzarás la plenitud a través de la actividad física basada en ellos. Acabarás o bien desmotivado y enfermo de perfeccionismo, nunca contento con tus resultados, o bien lesionado. Sea como sea, siempre tendrás que estar buscando motivaciones fuera, dando tumbos, cuando la única motivación para hacer ejercicio está dentro de ti. Eres movimiento.

Si no fluyes, si lo que haces no implica una máxima atención, si no sincronizas cuerpo y mente, no desconectas, no disfrutas de ese “no pensar en nada más”, uno de los beneficios más interesantes del ejercicio físico. Es cuando el ejercicio se convierte en una forma de meditación.

Si no fluyes, si no pierdes la noción del tiempo, si estás pendiente siempre del reloj, tanto para saber cuándo acaba esa sesión de lo que sea que tanto te aburre como para medir cuánto estás tardando en recorrer tus kilómetros, no estás difrutando al 100%.

Si no fluyes, si el ejercicio que haces no surge de tu propia naturaleza, es decir si no te gusta, te aburres y abandonas. Y te garantizo que seguro que hay algo que te gusta hacer, seguro que hay algún tipo de movimiento físico que te encanta, aunque tal vez no lo hayas encontrado todavía -si te interesa el tema de la motivación revisa este artículo.

Resumiendo

Por tanto, un ejercicio físico que te facilite alcanzar el flujo debe:

  • Conllevar un esfuerzo, un estímulo no excesivamente inferior a tu estado de forma física actual, algo que requiera de tu ímpetu y de una pérdida de energía, dar para recibir, pero sin esperar recibir.
  • Implicar un esfuerzo, un estímulo no excesivamente superior a tu estado de forma física actual, algo que no provoque dolor o extenuación.
  • Representar un desafío, un reto lo suficientemente sencillo como para que puedas disfrutar de la actividad y no forzar a tu mente a seguir pendiente de ella a través de pensamientos artificiales o banales, externos a la propia actividad.
  • Ser un desafío, un reto lo suficientemente complejo como para estimularte a un nivel superior que vaya más allá del desarrollo superficial de tu físico, un ejercicio que requiera la activación de todo tu sistema nervioso y que implique movimientos globales, coordinados, sinérgicos, y que mantenga en alerta a todos tus sentidos.
  • Hacerte perder la noción del tiempo aunque el ejercicio implique un esfuerzo, cierto cansancio, algo de dificultad. Se consigue cumpliendo las cuatro condiciones anteriores y, sobre todo, la siguiente, la última.
  • Gustarte, divertirte, entusiasmarte, hacerte disfrutar. No creo que haga falta explicarlo. Si no te gusta lo que haces, o bien lo dejarás o bien necesitarás otra vez todos esos inventos mentales que te comentaba antes para seguir haciéndolo.

En definitiva, cuanto más se aproxime el ejercicio físico que realices a estas cinco ideas de manera proporcionada, equilibrada, más fácil lo tendrás para fluir, para disfrutar de los beneficios y consecuencias del movimiento físico, para sentirte bien mientras haces ejercicio, en todos los niveles, no sólo físico, sino también mental y emocional. Y si no que se lo digan a la pareja de abueletes del vídeo que te dejo más abajo, que fluyen mientras hacen ejercicio físico.

Por cierto, el próximo día acabo esta serie sobre fluir determinando con qué variables podemos jugar para facilitar ese estado de flujo.

Ahora sí, un claro ejemplo de lo que es fluir haciendo ejercicio.