¿Qué es la dermatitis? Los tipos que hay y características

Por Gabriel Giner @esaludcom

La dermatitis es uno de los trastornos cutáneos que probablemente todos hemos presentado alguna vez en la vida. En muchas ocasiones, estas afecciones suelen pasar desapercibidas y, como consecuencia de ello, tienden a desaparecer por sí solas. Sin embargo, en otros casos, no sucede lo mismo, surgiendo la necesidad de acudir con un dermatólogo que valore la situación y nos ofrezca un tratamiento eficaz.

Lo cierto es que no todas las dermatitis son iguales, ya sea por la manera en la que se producen o por sus características en sí. Es precisamente gracias a su diferenciación, que podemos tratarlas de distintas maneras. Hoy conocerás los aspectos más esenciales sobre la dermatitis y sobre los tipos de dermatitis que se presentan con mayor frecuencia.

¿Qué es la dermatitis?

La dermatitis, también llamada eccema o eczema, es una alteración de la piel la cual se caracteriza por una inflamación circunscrita de este tejido, que abarca tanto la capa superficial como la capa profunda.

Puede ser ocasionada por múltiples factores que pueden ser genéticos, alérgicos, irritativos, entre muchos otros más.

Básicamente, la dermatitis puede aparecer a cualquier edad de la vida y en prácticamente cualquier región del cuerpo.

Las dermatitis no son contagiosas en absoluto y, su cura, aunque en ocasiones suele darse por sí sola, en otras ocasiones suelen requerir el uso de medicamentos.

Dermatitis atópica

Consiste en un tipo de dermatitis originada por una reacción alérgica. Es bastante común en niños pequeños, aunque puede presentarse en cualquier grupo de edad.

Se trata, nada más y nada menos, de la típica reacción alérgica que veríamos cuando ingerimos alimentos a los que somos alérgicos. También es típica cuando algún insecto nos pica, o entramos en contacto con cualquiera que sea la sustancia a la cual somos susceptibles.

En tal sentido, se dice que su presencia se debe esencialmente a causas hereditarias. Es decir, que el hecho de que seamos alérgicos o no a ciertas sustancias, es algo que depende de los genes de nuestra ascendencia.

Las lesiones de este tipo de dermatitis se caracterizan por ser de un color rojizo intenso y por la inmensa comezón que producen. También suele haber descamación de la piel, sobre todo en las regiones donde hay pliegues.

Usualmente se controla con el uso de cremas o pomadas a base de corticoides de baja potencia. Aunque en ocasiones suele ser necesaria la ingesta de algunos antihistamínicos.

Para determinar cuáles son los alérgenos que afectan a una persona en particular y que así pueda evitar entrar en contacto con ellos, se debe acudir con un alergólogo, que se encargará de llevar a cabo distintas pruebas hasta detectar cuáles de los alérgenos más comunes son los que debes evitar.

Dermatitis seborréica

Se trata de una alteración que afecta principalmente el cuero cabelludo de las personas, aunque puede abarcar incluso las cejas, la barba, los párpados y casi cualquier región donde proliferen vellos y exista una gran cantidad de grasa.

Consiste en la aparición de zonas de descamación o costras blanquecinas o ligeramente amarillentas, cuyo origen puede deberse a distintos motivos.

Algunos han descrito que la presencia de un hongo llamado Malassezia en las distintas zonas mencionadas anteriormente, puede ser el causante principal de esta condición. También se sabe que el estrés, el exceso de humedad en el ambiente, la mala higiene personal y el uso repetitivo de un mismo champú pueden predisponer a una persona a presentar este tipo de dermatitis.

Su tratamiento es sencillo y, por lo general, suele ceder rápidamente. Consiste en la aplicación de cremas, champús y pomadas especiales a base de corticoides y antifúngicos durante un periodo de tiempo determinado.

Por lo general, la dermatitis seborréica suele repetir, por lo que, si eres una persona muy susceptible a presentarla, debes mantenerte en control recurrente con tu dermatólogo para que sea él quien te dé las recomendaciones necesarias.

Dermatitis por contacto

Consiste en la inflamación de la piel inducida por sustancias químicas que dañan directamente la piel por su carácter irritativo, o bien sea por una sensibilidad específica. Actualmente, ocupan el segundo lugar en las consultas dermatológicas.

Las dermatitis por contacto las podemos subdividir en dos grupos: la dermatitis alérgica y la dermatitis por contacto propiamente dicha.

Las dermatitis alérgicas están mediadas por reacciones alérgicas que pueden ser agudas o crónicas. Por su parte, las dermatitis por contacto dependen de que la persona haya sido expuesta a sustancias irritantes químicas o a estímulos físicos que tengan el potencial de dañar las células de la piel.

En cualquiera de los casos, estas lesiones se caracterizan por un enrojecimiento de las zonas afectadas, por una fuerte comezón y por su facilidad para esparcirse por el resto del cuerpo.

Para identificar si se trata de una dermatitis alérgica o de una dermatitis por contacto propiamente dicha, basta con hacer un poco de memoria acerca de los estímulos o sustancias con las que hemos tenido cercanía. Esto ayudará a nuestro médico a ofrecernos una alternativa terapéutica eficaz.

Dermatitis herpetiforme

La dermatitis herpetiforme se trata de una enfermedad autoinmune de carácter crónico que puede surgir en personas de casi cualquier edad. La población afectada con mayor frecuencia suelen ser aquellas personas diagnosticadas con enfermedad celíaca que, además, poseen intolerancia al gluten. 

Esta enfermedad cutánea se caracteriza por la aparición de pequeñas ampollas en la piel, las cuales producen una intensa sensación de ardor y comezón insoportable en las zonas afectadas.

Su tratamiento inicial consiste en la implementación de una dieta donde la ausencia de gluten sea la premisa. En este sentido, debe eliminarse el trigo, la cebada y la avena del esquema de alimentación. 

En algunos casos muy concretos, el médico puede recetar algunos medicamentos inmunosupresores con el fin de reducir la comezón y la erupción cutánea que caracteriza a esta enfermedad.

Dermatitis ocre

La dermatitis ocre suele darse con mayor frecuencia en personas de avanzada edad o en aquellas que presenten alteraciones cardiovasculares de importancia.

Esta, se caracteriza por una coloración oscura o marrón en las piernas y los tobillos, todo esto debido a la acumulación de sangre anormal en estas zonas debido a una insuficiencia venosa donde el retorno de sangre hacia el corazón es muy deficiente.

Su tratamiento es a base de reposo y, sobre todo, la utilización de medias elásticas compresivas que sirven para aumentar el retorno venoso y permitir que la sangre fluya adecuadamente. 

Adicionalmente, el médico en cuestión podrá indicar el uso de algunos medicamentos venotónicos para tratar con mayor eficacia la insuficiencia venosa.

Dermatitis exfoliativa

Consiste en una inflamación severa de la piel que, como consecuencia de ello, produce el surgimiento de descamación y enrojecimiento en regiones extensas del cuerpo

Su causa suele deberse a otros problemas crónicos de la piel, como puede ser el caso de la psoriasis u otros tipos de dermatitis. También puede ser causado tras el uso excesivo de medicamentos, como por ejemplo: la penicilina, la fenitoína o los barbitúricosor. 

Los individuos con dermatitis exfoliativa requieren de hospitalización y de un esquema de tratamiento a base de corticoides para disminuir la inflamación rápidamente.

Otros tipos de dermatitis

  • Dermatitis por el uso de pañales: conocida popularmente como pañalitis o rozadura del pañal, se caracteriza por la irritación de la piel del bebé con la cual el pañal posee mayor contacto. Se identifica fácilmente por su aspecto rojizo intenso y por la irritabilidad que produce en los bebés.
  • Dermatitis perioral: consiste en la aparición de manchas irregulares rosadas o enrojecidas alrededor de la boca. Por lo general, son comunes en mujeres jóvenes.
  • Dermatitis numular: se caracteriza por la aparición insidiosa de manchas redondeadas muy irritantes y que producen mucha comezón, las cuales evolucionan en ampollas y, posteriormente en costras. Pueden ser tratadas con antibióticos, cremas, pomadas y algunos corticoides.