Qué es la paroxetina, efectos secundarios y recomendaciones

Por Gabriel Giner @esaludcom

Son muchos los medicamentos que figuran como tratamiento efectivo a las distintas enfermedades mentales que afectan al ser humano. Entre estos, se ha considerado la paroxetina como uno de los medicamentos de mayor uso en la actualidad dentro del ámbito psiquiátrico. Siendo la alternativa ideal para tratar de forma oportuna problemas tan comunes como los trastornos depresivos mayores o la misma ansiedad.

No obstante, se trata de un medicamento que debe ser exclusivamente indicado por profesionales de la salud que integren esta rama. Una ingestión inadecuada del mismo, puede ser el origen de un sinfín de complicaciones indeseadas. Es por ello que hoy te hemos traído los detalles más importantes sobre la paroxetina.

¿Qué es la paroxetina?

La paroxetina es el compuesto activo de un fármaco de gran utilidad en el tratamiento de la depresión. Su nombre comercial varía según la localidad y el fabricante en cuestión. El mismo pertenece al grupo de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) que se encuentran en las terminaciones nerviosas.

Básicamente, la acción de este medicamento consiste en hacer que exista una concentración mayor del neurotransmisor llamado serotonina. Dicho en palabras más sencillas, este se encuentra asociado en cierta forma al sentimiento de bienestar y felicidad.

Es por esta razón que los psiquiatras suelen indicar este medicamento a sus pacientes cuando se hallan en presencia de una depresión clínica. Así mismo, es el tratamiento adecuado para los siguientes trastornos:

  • Obsesivo-compulsivo (TOC).
  • Ansiedad social (TAS).
  • Trastorno de pánico.
  • Estrés postraumático (TEPT).
  • Ansiedad generalizada (TAG).
  • Trastorno disfórico premenstrual (TDPM).

Igualmente, según sea el caso del paciente, existen otros cuadros clínicos en los que el profesional puede indicar el uso de este fármaco.

¿Qué aspectos debes tener en cuenta antes de consumir este medicamento?

Antes de tomar cualquier medicamento, es menester que te apoyes en el criterio de tu médico de confianza. Más precisamente en uno perteneciente a la rama de la psiquiatría. Siendo el caso, deberás estar atento a las siguientes situaciones:

  • Alergia a este medicamento.
  • En caso de ser tratado con medicamentos pertenecientes al grupo de los inhibidores de la enzima monoaminoxidasa IMAOs.
  • Cuando se ingieren medicamentos antipsicóticos.
  • Si se padecen problemas de riñón, hígado o corazón.
  • Pacientes con epilepsia y episodios maníacos.
  • Tratamiento contra una depresión severa con terapia electroconvulsivante (ECT).
  • Pacientes diabéticos.
  • En caso de presentar niveles bajos de sodio en sangre.
  • Personas con glaucoma.
  • En caso de consumir tamoxifeno para tratar el cáncer de mama o problemas de fertilidad.
  • Antecedentes de trastornos hemorrágicos.
  • Menores de 18 años de edad.

¿Cuáles son sus efectos secundarios?

Muchos estudios han comprobado que la paroxetina es un medicamento seguro. Sin embargo, también se ha evidenciado la presencia de algunos efectos secundarios que pueden variar según cada organismo. En estos casos pueden presentarse porque la persona posee una enfermedad preexistente, que se halle en condición de embarazo o que posea un sistema inmune comprometido.

En tal sentido, en caso de empezar a presentar alguno de los siguientes síntomas, no dudes en consultar a tu médico lo antes posible. Será el único capacitado para suspender o cambiar el tratamiento.

Síntomas muy frecuentes (1 de cada 10 personas)

  • Mareos (náuseas).
  • Cambio en la libido o función sexual. Por ejemplo, falta de orgasmo y, en hombres, erección y eyaculación anormal.

Síntomas frecuentes (1 de cada 10 personas)

  • Disminución del apetito.
  • Insomnio o somnolencia.
  • Pesadillas.
  • Mareos o temblores.
  • Dolores de cabeza.
  • Agitación.
  • Sensación de debilidad.
  • Sequedad de boca.
  • Diarrea o estreñimiento.
  • Ganancia de peso.
  • Sudoración excesiva.
  • Aumento de los niveles de colesterol.
  • Vómitos.
  • Incapacidad para mantener la concentración.

Síntomas poco frecuentes (1 de cada 100 personas)

  • Taquicardia.
  • Aumento o disminución de la presión sanguínea.
  • Falta de movimiento, rigidez, temblor o movimientos anormales en la boca y la lengua.
  • Pupilas dilatadas.
  • Incontinencia urinaria.
  • Niveles descontrolados de glicemia en sangre.

Síntomas raros (pueden afectar hasta 1 de cada 1.000 personas)

  • Convulsiones.
  • Sensación de inquietud y la incapacidad para permanecer sentado o de pie.
  • Cansancio, sentimiento de debilidad o confusión.
  • Mialgias debido al contenido bajo de sodio en la sangre.
  • Producción anormal de leche tanto en hombres como en mujeres.
  • Disminución del ritmo cardíaco.
  • Aumento de las enzimas hepáticas.
  • Ataques de pánico de forma deliberada.
  • Comportamientos o pensamientos obsesivos (manía).
  • Sentimiento de despersonalización.
  • Ansiedad en casi todas sus variantes.
  • Dolor generalizado en músculos y articulaciones.
  • Impulso incontrolable e involuntario de mover las piernas, denominado como síndrome de las piernas inquietas.
  • Aumento de la prolactina en sangre.
  • Alteraciones del ciclo menstrual, ya sea a expensas de sangrados abundantes o irregulares, o sangrado entre ciclos menstruales y ausencia o retraso.

Síntomas muy raros (1 de cada 10.000 personas)

  • Reacciones alérgicas, que pueden ir de manifestaciones leves a severas.
  • Se puede desarrollar una erupción cutánea con enrojecimiento e inflamación, hinchazón de los párpados, cara, labios, boca o lengua, comezón. En casos extremos, dificultad para respirar, deglutir, aunado a la sensación de debilidad y mareo, lo cual puede originar un colapso neurológico o pérdida de conciencia.
  • Erupciones de piel, que pueden originar ampollas y poseen aspecto de pequeñas dianas.
  • Erupción generalizada con presencia de ampollas y descamación de la piel. Por lo general aparecen alrededor de la boca, nariz, ojos y genitales, conocido en el lenguaje médico como síndrome de Stevens-Johnson.
  • Secreción excesiva o inadecuada de la hormona antidiurética (SIADH). Esto provoca una retención anormal de líquidos corporales.
  • Presencia dolor ocular y desarrollo de visión borrosa, pudiendo tratarse de glaucoma.
  • Cambios de coloración en la piel, tornándose amarillenta, siendo esto signo de daño hepático.

Síntomas de frecuencia no conocida

  • Poseer pensamientos de provocarse lesiones a sí mismo o de suicidio.

Síntomas que pueden surgir tras la suspensión de este fármaco

No solo se presentan efectos secundarios durante el tratamiento. También se han evidenciado un conjunto de síntomas que han aparecido en aquellas personas que abandonan el tratamiento, ya sea bajo criterio médico o de forma voluntaria.

Si al abandonar el consumo de paroxetina y empiezas a notar la presencia de alguno de los siguientes síntomas, acude a tu médico inmediatamente.

Síntomas frecuentes (1 de cada 10 personas)

  • Sensación de mareo, náuseas e inestabilidad asociada con alteraciones en el equilibrio de origen vestibular.
  • Hormigueo en las extremidades y sensación de quemazón generalizada. En una frecuencia mucho menor, la sensación de pequeñas descargas eléctricas, que pueden abarcar regiones como la cabeza.
  • Presencia de zumbidos, silbidos, pitidos, campanilleo y otros ruidos parecidos de forma persistente en los oídos.
  • Alteraciones del sueño. Aquí se contemplan casos como experimentación de sueños muy vividos, pesadillas e insomnio o incapacidad para conciliar el sueño.
  • Ansiedad generalizada.
  • Dolores de cabeza que pueden ir de leve a severa intensidad.

 Síntomas poco frecuentes (1 de cada 100 personas)

  • Vómitos y náuseas.
  • Sudoración excesiva, sobre todo en horas de la noche al momento de dormir.
  • Inquietud o agitación.
  • Temblores generalizados.
  • Confusión y desorientación.
  • Diarrea.
  • Irritabilidad o sensibilidad.
  • Alteraciones visuales como visión borrosa.
  • Taquicardia y/o palpitaciones.