El bronceado se ha convertido en una obsesión en aumento para muchas personas que sufren tanorexia, o el síndrome de adicción al sol y a los rayos UVA. Aunque se sabe que el sol produce cáncer, arrugas y daños irreparables a la piel, la manía del bronceado sigue en nuestra sociedad hasta el punto de llegar a esta patología.
Este desorden se caracteriza porque las que lo sufren, nunca se ven suficientemente morenas al igual que las que padecen vigorexia (o adicción al gimnasio) nunca se ven lo suficientemente en forma, o las anoréxicas, muy delgadas. Seis de cada diez españoles siguen sin usar la protección solar adecuada.“Muchos siguen asociando el verano a volver muy moreno, pero otros van más allá, quieren estar bronceados siempre y eso lo acaba pagando la piel”, según el experto González Castro. La Clínica Dexeus de Barcelona ya está trabajando en un protocolo para tratar a personas con esta obsesión compulsiva.
“Son pacientes con una alteración de la percepción en la apreciación de su piel, necesitan más color y eso les lleva a tumbarse el sol o bajo los rayos UVA”. “La gente continúa sometiéndose muchas horas al sol al mediodía, pensando que el protector solar lo es todo. El protector es un gran avance, pero se utiliza para exponerse más, se abusa”, añadió González Castro.