Las primeras semanas de vida constituyen un período vulnerable en el que los sistemas de control de la respiración van madurando progresivamente. Los lactantes con una inmadurez y/o disfunción de estos mecanismos se encontrarán en riesgo de sufrir episodios aparentemente letales (EAL).
El 80% de los casos de EAL son lactantes menores de 12 semanas, siendo excepcional en mayores de 6 meses.
¿Cuales son los síntomas que aparecen?
Se trata de un episodio inesperado y brusco que impresiona de gravedad en el observador (generalmente los padres), quien cree que el niño está en situación de riesgo vital, y se caracteriza por:
- Apnea o dificultad para respirar.
- Cambios en el tono muscular: generalmente hipotonía, aunque también puede aparecer hipertonía, convulsiones, etc.
- Cambios en el color: palidez, cianosis o enrojecimiento facial.
- Atragantamiento y/o sofocación: regurgitación, vómito, secreciones, tos, etc.
Todo ello requiere una intervención significativa por parte del observador, en un intento de restaurar la respiración normal del pequeño, desde una sacudida vigorosa hasta la reanimación cardiopulmonar.
¿Qué enfermedades se asocian con el EAL?
EL 50% de los episodios suelen ser idiopáticos, es decir, su causa no se conoce. Las patologías que se asocian con más frecuencia son las infecciones respiratorias, el reflujo gastroesofágico y las convulsiones.
Dentro de las patologías gastrointestinales, el reflujo gastroesofágico es la causa conocida más frecuente de EAL en el lactante, aunque también se han relacionado los vólvulos, invaginaciones o anomalías en la deglución. Así, además de los síntomas antes referidos, pueden aparecer también vómitos, regurgitaciones o episodios de atragantamiento.
Hay numerosas enfermedades neurológicas que pueden dar lugar a un EAL: traumatismos, infecciones como meningitis o encefalitis, intoxicaciones, convulsiones o epilepsia, malformaciones, enfermedades degenerativas... Una de las causas más comunes dentro de esta área son las crisis epilépticas, que se caracterizan por dificultad respiratoria, pérdida de consciencia o del tono muscular, desviación de los ojos o de la cabeza, movimientos anormales de los ojos o somnolencia posterior al episodio.
En cuanto a las infecciones respiratorias es necesario descartar infección por virus respiratorio sincitial (bronquiolitis), influenza (gripe), pertussis (tos ferina) y otras infecciones menos frecuentes.
Hay enfermedades cardiológicas que también pueden ser responsables del EAL: arritmias cardíacas, alteraciones estructurales del corazón, intoxicaciones y efectos adversos de medicamentos...
Otras causas menos frecuentes son las de origen endocrino-metabólico (alteración de la glucemia, trastornos tiroideos, trastornos hidroelectrolíticos..) y los errores congénitos del metabolismo, malos tratos, reacciones adversas a medicamentos, alergia alimentaria, sepsis....
¿Cómo se diagnostica?
Todos los lactantes que han presentado un EAL deben ser ingresados y estudiados para conocer el origen de los síntoma, obtener un diagnóstico y aplicar un tratamiento médico o quirúrgico que solucione el problema. No obstante, como ya os he comentado, hay un grupo numeroso de lactantes en los que no encontraremos la causa del EAL.