Las cosas que tenemos que hacer no son “analizar y validar…”, “Preparar un informe sobre…” o “Gestionar el proyecto X…”. En todos estos casos -y en muchos otros que tú ya sabes- se trata de actividades compuestas de multitud de pequeñas acciones. Frecuentemente estas “cosas” son grandes como elefantes y es muy difícil encontrarles tiempo y motivación. Para salir de esta parálisis hay un “secreto” que menciona David Torné, “El secreto para no procrastinar consiste en aprender a elegir el tamaño de la tarea”. A mi me recuerda a una expresión “mágica” que usan continuamente en una de las empresas con las que trabajo: Y eso… ¿es “hacedero”?
Hace mucho tiempo descubrí la “técnica del divide y trocea“ que viene a sugerirnos lo mismo que GTD con su pregunta-clave: ¿Cuál es la próxima acción?… Y la forma correcta de interpretar esto es “acción físicamente ejecutable de una sentada”:
- “Enviar un mail a…”,
- “Llamar a (…) para preguntarle por …”,
- “Preparar una parte del informe…”,
- “Planificar el proyecto…”,
- “Reunirme con…”,
- “Hacer un borrador del orden del día de la reunión…”,
- “Buscar el software X en la base de datos…”.
Por no ir más lejos, si este post hubiera formado parte de un post de mayor tamaño y más elaborado es probable que no hubiera sido escrito. Sin embargo, pensar en una acción más concreta y pequeña lo ha hecho posible.
¿Que tu trabajo es de más nivel y consiste en cosas mucho más elevadas? Cada vez que algo se te atragante, prueba a trocearlo en acciones más pequeñas y cuéntanos qué pasa