A pesar de su bonito diseño con aspas, estaba ya muy deteriorada por el potreo de las cenas, de usarla de escabel o de cama veraniega de Perico...
Así que nos decidimos a meterle mano... Leve lijado...
y pintura blanca a la tiza.
Probamos a dejar las aspas y el interior de la mesa en su color original...,
pero no nos terminaba de encajar, así que decidimos darle un toque distinto de color para ver si el resultado nos atraía más.
El contraste nos gustó, así que continuamos pintando en ese verde desgastado el interior de nuestra mesa. Al finalizar el tiempo de secado, lijamos levemente las aristas.
¡Y así de resultona ha quedado!
Ahora queda más acorde con la parte del comedor que ya arreglamos hace unos días. ¡Hay que ver lo que está dando de sí en productividad creativa este confinamiento!
La una de nosotras está encantada con el resultado, y su familia también. ¿Qué os parece a vosotros?
¡FELIZ FIN DE SEMANA!