Muchos médicos miran las redes sociales con escepticismo, ¿que puedo yo sacar de ellas?, se preguntan y dan media vuelta. Me parece una opción correcta. Los médicos han de velar por sus pacientes, dedicarse a ellos. Para el ejercicio de la medicina no son necesarias las redes sociales, ¿ó tal vez si?
La mayoría de los galenos de nuestro medio suele reconocer los beneficios de la conectividad que permite internet pero tiene poco interés en participar. En el sistema sanitario no hay ningún incentivo por tener presencia virtual. Tan solo los que tienen consulta privada suelen ver esto beneficioso aunque el coste de visibilidad y tiempo les suela echar para atrás.
¿Qué está pasando ahí fuera?
La verdad es que cada vez hay más ciudadanos que usan redes sociales. Suele predominar el uso personal al profesional, aún minoritario. Si cada vez más personas usan estos canales ¿qué deberían hacer los profesionales sanitarios? Una opción es quedarse al margen, otra participar en la conversación. Cada cuál tendrá que reflexionar que punto de participación desea o si no desea ninguna en absoluto. Lo cierto es que estar dentro tiene algunas ventajas:
1. Se gana visibilidad profesional y social.
2. Permite seguir a fuentes de información primarias, personas o instituciones que sean referencia para nosotros.
3. Permite entrar en conversaciones con personas que de otra forma no serían accesibles.
4. Acceso a grupos o proyectos colaborativos.
Y algunas desventajas:
1. Es fácil meter la pata.
2. Se puede dedicar un tiempo excesivo.
3. Introducen ruido de fondo o distracciones.
4. Hay spam, trolls y demás comunicación no deseada.
La mayoría de los médicos se ha formado durante años a base de artículos científicos y libros, una cultura de papel. Adaptarse a nuevas fuentes de conocimiento virtuales no es sencillo. Las comunidades de práctica que se están creando permiten la formación interpares basándose en compartir de otra manera. Ya no es la sesión clínica en el servicio o centro de salud, es la videoconferencia desde casa con profesionales de otros lugares y perfíles profesionales. Estos cambios pueden percibirse como no necesarios.
Todo está cambiando muy deprisa. En el mundo sanitario también. De momento no pasa nada por no querer usar el canal de las redes sociales, por no hablar esta lengua, pero como pasó con el inglés, quien no lo hable quedará fuera de la conversación. Eso no nos suele gustar.