El local: una terraza cubierta muy agradable, luminosa, de decoración moderna y minimalista. El trato: excepcional. Íbamos con dos niños de 2 y 3 años, que a priori puede ser un hándicap, pero en absoluto. En todo momento estuvieron pendientes de ellos. Les sacaron tronas, vasos pequeños, bromeaban con ellos... e incluso al final de la comida ¡les invitaron a asomarse a la cocina! Con los mayores, el trato no se quedó atrás.
En su carta, además de la tradicional paella (ojo puristas porque la hacen con pato), cuentan con otros arroces: de verduras, con verduras y costillas, arroz abanda, fideua con pulpitos, arroz negro, arroces melosos... Hay que reservar unas 3 horas antes como mínimo y en la carta tienen opción de pedir menú "Catalina", que incluye unos entrantes variados, un arroz a elegir para toda la mesa y postre o café por 25 €. Existe un menú algo más largo "Di que si..." que incluye más entrantes por 40€.
Nos decantamos por la opción corta. Los entrantes consistían en banderillas de encurtidos, alioli de azafrán (con un surtido de panes genial), boquerones en vinagre caseros, ensaladilla rusa con huevas de trucha, muy muy rica y croquetas líquidas.
Con respecto al arroz, como el listón con las paellas mi suegra lo ha puesto muy alto, decidimos elegir el "Señorito Madrileño", con gambas y pulpitos. Estaba bueno, pero creemos que no fue la mejor elección por los ingredientes en sí, ya que al final sabía a una paella marinera, rica, pero marinera. En todo momento estaban muy pendientes de que todo estuviera correcto y tuvieron mucho interés en que les diéramos nuestra opinión sobre el arroz.
En los postres, a mi parecer les faltaba un poco de variedad y, sobre todo, chocolate. Tenían espuma de vainilla, crema de yogur y crema de caramelo. Al final, parecían el mismo postre, donde lo que variaba era la espuma/crema.
Acompañamos la comida con un par de cervezas, agua, un par de tintos y cava Pares Balta Brut Nature y no llegamos a 30 € por cabeza.
Al final salimos más que satisfechos, por el trato recibido, la relación calidad-precio y con ganas de volver para probar otro arroz y a ver si así elegimos mejor.