Lo perfecto es que esas respuestas reflejas llamadas reflejos primitivos o reflejos infantiles o reflejos arcaicos de los cuales es responsable el tronco encéfalo, estén presentes al nacer porque de lo contrario indicaría la presencia de un problema neurológico más grave en el bebé que afectaría a su desarrollo general.
Y lo correcto es que esos reflejos vayan “desapareciendo” (integrándose) la mayoría en el primer año de vida, ya que esto indica que el cerebro va madurando correctamente y que su aprendizaje con el entorno transforma las respuestas motoras reflejas en respuestas motoras voluntarias ya controladas por su cerebro.
Estos reflejos además le permiten atravesar el canal del parto, succionar, parpadear, bostezar, tragar, etc. Muchos perduran durante la vida pero otros tienen que cumplir su función y “desaparecer”.
Esto se produce porque en el desarrollo neurológico normal de un bebé, cuando nace, su cerebro es inmaduro, nace con sus neuronas pero con muy pocas conexiones entre ellas, y cuando el bebé va relacionándose con el medio que le rodea, sobre todo a través del movimiento de su cuerpo e interaccionando con él, van estableciéndose esas conexiones. Cuanto más movimiento, más repetición y más interacción, más conexiones, más fuertes se hacen y más crece su cerebro.
De ahí que sea tan importante que el niño en sus primeros meses de vida no sólo coma y duerma, sino que hay que aprovechar los tiempos en los que está despierto y “jugar con él”, así cansamos al bebé y duerme mejor ;) y mientras duerme, su cerebro asimila lo aprendido. Ahora que recientemente he tenido a mi bebé, me doy cuenta de lo rápido que pasa el tiempo y de lo rápido que ella aprende. Una pequeña estimulación al día, hace que al día siguiente consiga pequeños logros que nos sorprenden :D
Como escribía anteriormente, estos reflejos en teoría deberían “desaparecer” en el primer año de vida (cada uno en su momento), pero el problema es que pasados los primeros meses de vida se da por hecho que estos reflejos se integran y los pediatras ya no comprueban si es así. De hecho, muchos no conocen la implicación tan grande que tienen estos reflejos activos más allá del primer año de vida en los problemas de aprendizaje, en el desarrollo de la visión, de la audición, en el comportamiento, en la atención, en su coordinación motora, etc.
Si el niño en su primer año de vida a través del movimiento de su cuerpo, no recibe la estimulación adecuada en el momento adecuado, no se produce correctamente el desarrollo neurológico y el tronco encéfalo sigue mandando respuestas reflejas en algunas de las situaciones en las que se encuentra el niño. Respuestas que al no ser voluntarias, no pueden controlarse y el niño cuando es más mayor está LUCHANDO constantemente porque esas respuestas reflejas no surjan e interfieran en su día a día en casa, en el colegio, etc. Esto indica que hay una inmadurez cerebral o del sistema nervioso central y necesita mediante terapia de integración de reflejos ayudarle a integrar dichos reflejos activos. Así, la terapia consiste en una repetición de movimientos que el bebé no hizo en su momento proporcionándole la estimulación que necesita para madurar correctamente a nivel neurológico y motor.
Cada uno de los reflejos que deberían haberse integrado y que permanecen “molestando”, interfieren en la vida del niño (¡...y del adulto!) de diferentes maneras. En posteriores entradas iré explicando cada reflejo cómo afecta su permanencia para que sepáis cómo está afectando a vuestr@ hij@ o en vuestras propias vidas… quizás podáis dar explicación a mucho de lo que les pasa u os pasa ;)