Hay gestos, palabras, o actos que nos acompañaran- para bien o para mal- durante el resto de nuestras vidas. En el caso de Lars Vilks será una caricatura la que le persiga de por vida. Este dibujante sueco tuvo la osadía, en 2007, de publicar una caricatura del profeta Mahoma con cuerpo de perro; algo que enfureció bastante al mundo musulmán quienes llegaron a amenazar de muerte a Vilks. Protestas. Quemas de fotografías con la cara del dibujante… Mil actos vandálicos que se quedaron en eso, simples actos aislados. Hasta hace poco cuando el caricaturista fue agredido por un individuo mientras ofrecía una conferencia sobre la libertad de expresión.
Todo transcurría con normalidad. La sala de la universidad de Uppsala (a 70 kilómetros de Estocolmo) presentaba un lleno absoluto. Cientos de estudiantes abarrotaban la sala para escuchar al dibujante pero el espectáculo que presenciaron fue dantesco. Sin previo aviso. Cogiendo a todos los asistentes desprevenidos un hombre, sentado en la primera fila, se abalanzó contra Vilks asestándole un cabezazo en el rostro que le hizo perder el equilibrio. “Me dio un cabezazo, me caí y perdí mis gafas. Me quedé un poco conmocionando porque no sabía muy bien lo que había pasado”, afirma el dibujante.
Vilks en el suelo. Dolorido. Golpeado. Los radicales islamistas habían triunfado. Habían conseguido la penitencia de Vilks. Le habían conseguido castigar por su blasfemia. Por ridiculizar a su profeta. Curioso que la conferencia que estaba impartiendo el dibujante versase sobre la Libertad de Expresión. En casi la totalidad de los países musulmanes la libertad de Expresión es una quimera… Y ahora la quieren imponer en el mundo entero a base de atemorizar. Vilks puede considerarse un afortunado. Todo se saldó con un simple cabezazo pero hubiese sido peor si la policía no hubiese desbaratado, en marzo pasado, los planes de una mujer estadounidense llamada ‘JihadJena’ de planear el asesinato del caricaturista.
El binomio ironía y religión nunca se ha llevado bien pero ahora ha alcanzado cotas insospechadas. La radicalización de varios sectores islámicos está alcanzando un punto de no retorno demasiado peligroso. ¿Qué hubiese pasado de no haber intervenido la policía sueca para impedir que 20 energúmenos lincharan a Vilks? ¿Hacía donde vamos? Oriente y Occidente están comenzando a mostrarse demasiado enfrentadas por culpa de la religión. Que no es otra cosa, que una excusa, para limar sus diferencias. Se escudan en Dios. En unas caricaturas…
Tenemos que partir de la base que para los musulmanes cualquier representación del profeta Mahoma es ofensivo de por si ya que se prohíbe, terminantemente, dibujarle. Pero la situación ha llegado a unos extremos insospechados. En 2005 el dibujante danés Kurt Westergaard representó al profeta con un turbante en forma de bomba. Las protestas desatadas en el mundo musulmán se saldaron con 50 personas muertas en Oriente Próximo, África y Asia…
La religión envilece al hombre. Embota sus sentidos y le impide racionar por si mismo. Si hacemos que esto coarte nuestra libertad o que guie nuestros designios estamos perdidos por eso desde aquí yo también abogo por la libertad de expresión y quiero solidarizarme con Vilks y publicar su viñeta de Mahoma.