Pocos días hacen desde la noche de San Juan, el día más largo, la noche más corta, en las que se queman juas, peleles que representan lo peor del año; un fuego pues que tiene una misión purificadora: yo me libero de aquello que no me hace bien, que pertenece a mi pasado y no quiero que forme parte de mi futuro.
- Identifica tus demonios: una preocupación sobre un problema que ya no tiene solución, un trauma, una persona, una etapa, una deuda vital, un error, un fracaso, un evento sobrevenido... ¿Qué parte de tu pasado sigue repitiéndose, una y otra vez, como un bucle, en tu mente, en el momento actual?
- Haz un ejercicio escrito: pon en una columna lo positivo que puedes extraer de ese pasado (por ejemplo: "aprendí que...", "me hizo más fuerte, o más lista...", "es una experiencia que me ha servido para enfrentarme a experiencias similares", etc., seguro que algo bueno puedes extraer de aquello, todo lo malo tiene su lado positivo. En otra columna pon los pensamientos negativos que reproduce tu mente sobre ti, el mundo o el futuro cada vez que revives ese pasado; por ejemplo, si fue sobre un fracaso personal, esos pensamientos podrían ser: "Soy un inútil; todo en este mundo me viene grande; no voy a conseguir nada de lo que me proponga...".
- Una vez superada estas dos etapas de introspección y autoconocimiento, escribe esas frases de tus pensamientos negativos en pos-its (pueden ser grandes y de colores para hacerlos más vistosos). Y justo detrás de la frase escribe lo siguiente: "Este pensamiento no me sirve de nada y me voy a deshacer de él". Pero todavía no lo hagas. Antes pégalos en un espejo en el que te mires habitualmente. El objetivo, por supuesto, nos es aplicarnos un automachaque diario obligándonos a mirar esos pensamientos cada día, sino habituarnos a ellos, no a su contenido, ya que estamos tomando conciencia de que no nos sirven, sino habituarnos a su presencia, a quitarles carga dramática, y no verlos más que como pensamientos escritos en un pos-it. Con el trascurso de los días, verás que la acción que realizas ante el espejo vuelve a ser la normal, es decir, mirarte en el espejo, y los pos-it (y los pensamientos), te pasan casi desapercibidos. Aunque sabes que siguen estando allí.
- Cuando eso pase, es decir, cuando creas que ya te has habituado a la presencia del pensamiento y deja de preocuparte, coge el pos-it y deshazte de él. Puedes aplicar este ritual de la forma que te parezca más adecuada: quemándolo (como se hace en las hogueras de San Juan), tirándolo a la basura, rompiéndolo en mil pedazos...