Hace algunos días estuve con unos maestros de infantil, y se despertó en mi una enorme duda, ¿quien educa a quien educa? Esta pregunta, en estados naturales,
Seguramente te estarás preguntando a donde quiero llegar, pero la respuesta es sencilla. ¿Cuando sabemos que un profesional, con este peso sobre su cabeza, NO está ebrio o consume drogas? Sencillamente no lo sabemos. Leer más...
Como estaba diciendo, hace algunos días estuve con unos maestros los cuales hablaban de la drogadicción como algo malo y sucio en la sociedad, mientras mantenían una amigable y confortable charla sobre el hachís que se fumaban sin miramientos.
Esto sorprendió a mis oídos, pues ya lo había escuchado de otros profesionales, tales como médicos, cirujanos y como no, de profesionales que están atendiendo a personas drogodependientes.
¿Como puede ser que siga sucediendo esto? Sabemos que poner controles de alcoholemia está muy bien cuando se expiden multas por conducir ebrio, pero ¿Que pasa cuando resulta ser un profesional en cualquiera de sus funciones? ¿Acaso esto estaría bien visto?
Ya sabemos que las personas adictas no pueden evitar los consumos , pero si pueden evitar situaciones de riesgo tales como conducir bajo efectos y desempeñar funciones que no deberían estar haciendo tras ingerir psicoactivos.
Claro, aún no hay una administración que se ocupe de estas situaciones cotidianas y que sin duda, recae sobre la educación de nuestros hijos, sobre la salud de cualquiera, y eleva los riesgos a límites insospechados.
Ya que hablamos de controles de alcoholemia, por puntualizar, cabría decir que realmente son escasos. Pero como esta no es nuestra guerra, ya sabrán lo que han de hacer. Nuestra guerra se centra en el desarrollo de la comunidad ante la lacra de la drogadicción. Una lacra que arrastran más individuos de los que podríamos imaginar, sin embargo, habrá que ir deshojando esta novela de Stephen King que alberga esta enfermedad poco a poco.
Para no apartarnos del tema, diremos que sería bueno realizar controles eventuales y sin previo aviso, a profesionales que requieran una atención especial por sus servicios hacia las personas, tales como médicos, educadores, agentes de la ley, etc...
A todo esto deberíamos concluir diciendo que, para la administración pública esto no representa ningún tipo de problema. Resulta que, en ciertos organismos se inventan y reinventan situaciones de riesgo, donde evidentemente, disponen de medios suficientes para acotarlas, o al menos hacer caja a esa costa. ¿Estamos en una sociedad responsable e involucrada en el desarrollo, o por el contrario vivimos humillados a una sociedad anarquista económicamente?
Seguramente ya se habrá contestado, por eso, desde La Penúltima queremos llegar a estas situaciones cotidianas, para lograr una sociedad involucrada en el desarrollo real de la misma.