Quiero tener un blog profesional.

Por Paula Lesina

Probablemente, este sea un post para Intensional. O no. Es una entrada desmesurada con intensiones. Lo cierto es que toda producción escrita por mí tiene esas características, lo desmesurado y lo intensional. Al punto que me pregunto hasta qué punto mis dos blog son proyectos diferentes... Todo este cuestionamiento surge de una pregunta que recibí para una entrevista: Si tuvieras que elegir solo uno de tus proyectos, ¿con cuál te quedarías? Fue la pregunta del millón: desencadenó una serie de reflexiones que me tienen meditabunda desde entonces.
No te asustes y desistas de la lectura antes de comenzar. No voy a someterte a un viaje interminable por mis paisajes interiores. El propósito de este post es bastante más concreto que contarte el devenir de mis interrogantes personales. Quiero que tengas una visión íntima, auténtica y "en tiempo real" de lo que supone tomar la decisión de emprender online y más específicamente, decidir si te interesa que tu blog esté enfocado como emprendimiento. 

¿Tengo un blog o un emprendimiento?



Uno de los temas sobre los que leo en abundancia y sin cansancio es sobre crear, escribir y promocionar un blog. Con este itinerario de lectura, surgió naturalmente el interés por la diferencia entre los blogs que denominé "hedonistas" y aquellos que son "profesionales". No enfocado como una oposición irreductible de esencia sino como una diferencia de postura frente al hecho mismo de tener un blog. Sin duda, durante los últimos siete años fui una bloguera hedonista más allá de ir leyendo tanto o más sobre la experiencia de ser blogger profesional, cómo monetizar un blog y las diferentes alternativas para obtener un rédito económico de la actividad de bloguear.
En el inicio de este trayecto, la idea de obtener un dinero por tener un blog y especialmente desde un enfoque personal, me parecía un ideal restringido a otras geografías. En mi país, seguramente no era una posibilidad real. De hecho, los primeros casos que pude leer ni siquiera estaban escritos originalmente en español, porque correspondían a experiencias de blogueras norteamericanas. Me pareció tan obvio: es un mercado de millones de personas que nos lleva años luz de desarrollo. Luego llegaron a mi conocimiento las españolas que lo habían logrado y finalmente, algunas argentinas que ya cumplieron con ese propósito o están en el camino de cumplirlo.
Te soy honesta: nunca tuve una visión demonizada sobre monetizar un blog. Me cuesta comprender las discusiones encarnizadas sobre los blog que "se hacen profesionales". Comprendo un poco mejor el debate sobre "la pérdida de la esencia" porque presencié en tiempo real la transformación de muchos espacios virtuales que seguía cotidianamente y que con la monetización transformaron su espacio en una cartelera de anuncios publicitarios en la cual, esporádicamente, renace el espíritu de escribir y compartir en comunidad. En este momento, me parece de rigor plantear que nunca pensé que ese cuestionamiento iba a ser mi propio cuestionamiento algún día. Y eso que llevo varios blogs en mi haber...
Porque si bien tuve un blog profesional, en el sentido más estricto del tema, no estaba encarado como tal. Era simplemente una vitrina de mi trabajo de organización de fiestas. Un espacio para publicar las fotos de las celebraciones que realizábamos, con alguna nota inspiracional tomada de blogs extranjeros que eran realmente profesionales. Sucedió de esta forma porque no soy  de las fanáticas de Facebook que fue, en definitiva, la sugerencia -acertada, por cierto- de mi socia como plataforma de difusión comercial. Con el tiempo, este blog dejó de interesarme y me volqué a escribir en La Desmesurada por motivos personales. De esta forma superé el duelo tras la muerte inesperada y repentina de mi padre. Para muchas será lo más loco que leyeron jamás. En mi caso, significó una forma de conexión con la escritura y la creación que me permitió ir cruzando etapas sin perderme en el camino. Siempre de forma muy hedonista y al estilo desmesurado, con las reglas que yo misma me impongo sin importarme demasiado si eso era o no era lo mejor para aumentar el tráfico, generar lectores y mejorar estadísticas.
En julio de este año esa perspectiva cambió. Recibí un desafío de sobremesa directo, estoy viviendo una crisis profesional (burn-out creo que le llaman) y poco a poco el blog me lleva más tiempo y dedicación. Quise compartir lo que sabía en un curso para blogueras principiantes, ofrecí consultorías gratuitas y fui descubriendo el placer de la actividad en conexión con otras personas interesadas en el tema. En este caso no  puedo hablar en femenino porque tuve alumnos y muy aplicados, por cierto. Ofrecí lo que sabía y recibí a cambio un panorama de las dudas y las molestias de quienes comienzan. O de quienes ya tienen su espacio pero están interesados en ganar visibilidad y sentido.
De esta experiencia, surge de forma espontánea la idea de crear un curso con el modelo llamado "Freemiun". Un programa cuyas primeras etapas son gratuitas, y cuyas etapas finales, más específicas, personalizadas y enfocadas en la creación del relato personal son pagas. Así nació el programa para Blogueras Pro. De alguna forma, me sentí identificada con una metáfora que utilizó Kass. Me sentí como el bambú, cuya semilla tarda siete años en retoñar pero después de que lo hace, crece tres metros en una semana. No tanto porque mi crecimiento haya sido así de rápido -eso no sería ni certero ni justo con el proceso- sino porque mi evolución respecto a la comprensión del blog como emprendimiento siguió este patrón.

¿Cuándo un blog comienza a ser profesional?


De esta forma, entendí que un blog comienza a ser profesional cuando tus aspiraciones al respecto cambian. No tiene nada que ver con el tráfico, las estadísticas o los tentadores ofrecimientos de publicidad. La profesionalidad no está en la forma sino en las aspiraciones. En este sentido, la profesionalización es primero un ejercicio interno y solo posteriormente, una exteriorización o una estructura visible. Podrán contarte la historia que quieras escuchar (para eso existe el storytelling...) pero en el momento en el cual una bloguera pone el primer anuncio publicitario en su blog, lleva mucho tiempo madurando la posibilidad de monetizarlo. Quizás tanto tiempo como demora en retoñar la semilla del bambú.
También descubrí que no tiene por qué existir una diferencia sustancial al encarar la escritura como profesional y que quienes observé equivocarse en este camino es porque no supieron cómo enfrentarlo sin perderse en la  encrucijada de la monetización. Porque la diferencia no está en el mensaje sino en el compromiso asumido con un modelo de emprendimiento. Existen muchas formas de tener un blog profesional (si te suscribiste, ya tendrás tiempo de discutirlas cuando comience el curso) pero seguramente, la que está más cerca de mis propósitos es el blog entendido como proyecto emprendedor. 

Un blog como proyecto emprendedor es más que un espacio para cotizar publicidad. Si leyeron los dos útlimos artículos que escribí sobre la venta de publicidad en un blog habrán leído hasta el cansancio que el modelo que menos me gusta para obtener dinero de tu trabajo como bloguera es la publicidad. Y mucho menos si es de Adsense. Tengo una rebelión personal con las grandes marcas que obtienen lo que quieren casi por nada a costa del esfuerzo que supone crear y sostener un blog. Igual, no te preocupes demasiado con la afirmación precedente. No soy de las que arma la revolución sesentera en las selva colombiana. Mis trincheras son otras, no en vano soy docente. Creo en el poder de educar, entregando a otros las herramientas para que tomen las mejores decisiones posibles con su potencial, las herramientas de las cuales disponen y de acuerdo a sus propias circunstancias.
No creo en los modelos salvadores creo en la formación para decidir. Entiendo que el marketing es una herramienta muy útil pero también que existe una forma de comunicarlo que no se esconde detrás del lenguaje específico. De la misma forma, sostengo que conocer de SEO es esencial para profesionalizarse pero nadie se horrorice: quienes dan un salto cuantitativo tienen la ayuda de un profesional en el tema. De última, tampoco es tu pretensión ser masiva ¿no? Lo que vos querés es tener una opción digna para obtener dinero del blog que cuidás como a un hijo. Entonces permitime que te cuente algo: el marketing es importante, el seo es esencial pero todo esto no existe si no escribís. Sin narrativa para la comunicación no hay blog, ni emprendimiento ni nada que se le parezca. Y por complejo que se aprecie, la escritura no es privativa de unos pocos. Es un ejercicio de la voluntad y el tesón de la misma forma que lo fue crear tu propio diseño o comenzar a frecuentar las redes sociales para promocionarte.
¿Te lo esperabas? ¡Claro! Si mi tema es la escritura. Estoy tan convencida del poder de los relatos que soy casi una evangelista de la narración. Desde esta perspectiva, pude observar por qué un blog comprendido en tanto emprendimiento es más que un blog monetizado. Es más que un tablón de anuncios o la suma de post patrocinados. Un blog profesional como proyecto emprendedor es una más de las formas del relato. Quiero acompañarte a construirla.
Vengo con algunos días de retraso por los contratiempos que ya te conté antes pero sin duda, la adversidad me ayudó a focalizarme y tengo más impulso que antes. Si seguís de cerca el Facebook desmesurado, esta semana voy a estar regalando un lugar para que completes el programa más allá de la primera etapa gratuita. ¿Te sumás?