Ya está. He llegado al status de Princesa Leia. Conozco todos y cada uno de los agujeros de mi queso. Soy R4. Éste ha sido un año complicado. Pasé tres calurosísimos meses de verano de Rodriguez en Madrid, aprendiendo a anestesiar niños. Roté por los entresijos de la Cirugía Torácica y Vascular. Me desasnaron en Rea. Aprendí a balancearme entre los requerimientos del neurofisiólogo y los del neurocirujano. Y, por último, me enamoré del rarito de la clase. Ya había coqueteado con él cuando era residente de Familia, pero éste ha sido el año en el que me ha rendido con sus encantos. Me he enamorado de la tercera pata de mi especialidad: el dolor crónico.No queda nada. Un año pasa en un abrir y cerrar de ojos. Me quedan por delante las rotaciones de Medicina Intensiva y de Cirugía Cardiaca. Y luego...¿quién sabe?
Ya está. He llegado al status de Princesa Leia. Conozco todos y cada uno de los agujeros de mi queso. Soy R4. Éste ha sido un año complicado. Pasé tres calurosísimos meses de verano de Rodriguez en Madrid, aprendiendo a anestesiar niños. Roté por los entresijos de la Cirugía Torácica y Vascular. Me desasnaron en Rea. Aprendí a balancearme entre los requerimientos del neurofisiólogo y los del neurocirujano. Y, por último, me enamoré del rarito de la clase. Ya había coqueteado con él cuando era residente de Familia, pero éste ha sido el año en el que me ha rendido con sus encantos. Me he enamorado de la tercera pata de mi especialidad: el dolor crónico.No queda nada. Un año pasa en un abrir y cerrar de ojos. Me quedan por delante las rotaciones de Medicina Intensiva y de Cirugía Cardiaca. Y luego...¿quién sabe?