El rábano y sus diferentes variedades, entre las que cabe destacar el rábano negro, es una planta salvaje de origen desconocido, apreciada desde hace ya milenios por sus claras propiedades medicinales, especialmente por sus propiedades digestivas.
La parte empleada en su uso tradicional es la raíz, muy usada en la cocina, en ensaladas, como complemento y para decorar algunos platos. Su composición es rica en fibra, aminoácidos, vitaminas del grupo B, (principalmente B1), vitamina C y P, y algunos minerales como yodo, magnesio y azufre.
Pero eso no es todo, las propiedades del rábano (y en especial del rábano negro) son:
Estimula la producción y secreción biliar (drenante hepático) y aumenta la capacidad de contracción de la vesícula biliar.
Mejora la formación y excreción de la orina. Su empleo a largo plazo actúa previendo el aumento de cálculos urinarios implantados en la vejiga.
El rábano negro es una valiosa ayuda cuando el hígado está congestionado o cuando se sufren digestiones pesadas, dispepsias, aerofagia, colitis diarreica y con estreñimiento.
El rábano (en especial el negro) es una excelente opción para depurar el organismo después de un periodo de ingesta o exposición a sustancias de difícil metabolización y eliminación. (Sí, yo también estaba pensando en las comidas navideñas y grasas de invierno).
Asimismo y gracias a sus propiedades antisépticas también se utiliza en casos de bronquitis, asma y tos irritativa.
El rábano negro, a diferencia del que solemos comprar en el mercado (blanco, rojo o rosado), se suele tomar en infusión, en jugo, jarabe, tintura y/o en polvo (cápsulas), sólo o combinado con alcachofa u otros componentes también beneficiosos para el hígado y sistema digestivo (boldo, hinojo, etc,).
Besos desde mi blog!!!