Rabia

Por Gabriel Giner @esaludcom

La rabia es una enfermedad de los animales o del hombre, que puede transmitirse de una especie a otra, causada por un virus que, tras penetrar por una herida de la piel o a través de las mucosas, se fija en el sistema nervioso central, generando una encefalomielitis aguda, casi siempre mortal.

Se halla por todo el mundo, debido a la existencia de un reservorio animal múltiple y difícil de erradicar.

Actualmente son lugares exentos de rabia: Australia, Nueva Zelanda, Japón, Hawai, Taiwán, Reino Unido, Irlanda y los países nórdicos.

Existen dos clases de rabia:

  • Urbana, constituida por perros y gatos domésticos no inmunizados.
  • Selvática (reservorio permanente), integrada, principalmente, por zorros, lobos, chacales, coyotes, monos y murciélagos.

El reservorio salvaje predominante en cada continente es distinto. Así, en Europa y Asia corresponde al zorro y al lobo; en América, a las mofetas, los mapaches y los murciélagos, y en África, al chacal y a la mangosta.

Causas de la rabia

Producido por un rhabdovirus.

El virus de la rabia es frágil y resulta inactivado por el calor, las radiaciones ultravioletas, la luz solar, los valores extremos del equilibrio ácido-base y la mayoría de los antisépticos y desinfectantes.

El virus de la rabia

Puede permanecer estable durante algún tiempo en condiciones de congelación, desecación y putrefacción.

El virus penetra en la piel por una herida o a través de las mucosas .

El principal mecanismo de transmisión es por mordedura, a partir de la saliva del animal rabioso, aunque también podría originarse por lamedura.

Otros mecanismos más excepcionales son: a través del trasplante de tejidos infectados (córnea) y por vía inhalatoria a partir de virus aerosolizados en laboratorios que trabajan con tejidos infectados o en cuevas a partir de secreciones de murciélagos.

El virus se replica en las células musculares estriadas y en el tejido conjuntivo próximo a la puerta de entrada. El sistema nervioso periférico resulta afectado en las uniones neuromusculares. A continuación, el virus se propaga por el nervio periférico, hasta alcanzar el sistema nervioso central. Se replica en la sustancia gris y se difunde centrífugamente a los nervios vegetativos hasta llegar a otros tejidos (en particular, glándulas salivares, médula suprarrenal, riñón, hígado, pulmón, músculo esquelético, piel y corazón).

La infección de las glándulas salivales facilita la transmisión de la enfermedad.

Síntomas de la rabia

Se reconocen cuatro periodos:

Periodo de incubación

Dura entre 3 semanas y 2 meses. El tiempo depende de: la localización de la herida (menor en cabeza), la profundidad, la ropa interpuesta, el estrés y la administración de corticoides.

Periodo prodrómico

Dura 1-2 días, con fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, náuseas, vómitos, parestesias y fasciculaciones en la zona de inoculación.

Periodo de excitación (neurológico agudo)

Dura 1-3 días. Incluye hiperactividad, excitación, desorientación, hiperreflexia, hiperestesia, alucinaciones, convulsiones y alteraciones conductuales. Además, se producen espasmos musculares, espasmo laríngeo, parálisis y alteraciones autonómicas, fiebre, midriasis, hipersalivación o sudoración.

La evolución es rápida hasta producir encefalitis del tronco encefálico, con alteraciones respiratorias y cardiovasculares y la muerte. Si no fallece, pasa al siguiente periodo.

Periodo paralítico

Dura 1 día. Se produce parálisis de las extremidades y de los pares craneales, así como alteraciones del sistema nervioso autónomo (afectación pupilar, hipotensión postural, aumento de la transpiración, lagrimeo y salivación). Se instaura una parálisis muscular generalizada y sobreviene la muerte por apnea de origen bulbar.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico específico de la rabia depende de:

  • El aislamiento del virus en las secreciones infectadas (saliva, LCR) o en los tejidos (cerebro).
  • La determinación de anticuerpos contra el virus en suero y LCR.
  • El estudio anatomopatológico, que demuestra la presencia de cuerpos de inclusión de Negri.

Tratamiento de la rabia

Las medidas terapéuticas se basan en los cuidados intensivos de soporte destinados a conservar la función cardiorrespiratoria, al no disponer de una terapia específica para la rabia clínica.

El tratamiento de la herida consiste en una limpieza adecuada de la misma. Debe hacerse inmunización pasiva con gammaglobulina humana e inmunización activa con vacunación antirrábica con virus inactivado, administrando de 5 a 6 dosis por vía intramuscular.

¿Cómo puedo evitarla?

Las medidas disponibles para la prevención de la rabia se basan en la inmunización activa (vacunación) y en la inmunización pasiva (gammaglobulina humana antirrábica).

La gammaglobulina humana antirrábica proporciona un aporte puntual y rápido de anticuerpos, de gran importancia en los casos graves, y como medida complementaria a la vacunación.

Profilaxis preexposición

Consiste en la vacunación antirrábica de grupos de elevado riesgo ocupacional (veterinarios, personal de laboratorio, zoológicos, espeleólogos…) o de viajeros a determinadas zonas selváticas. La pauta de vacunarse consiste en 3 dosis los días 0, 7 y 28, con dosis únicas de refuerzo a los 3 años si persiste el riesgo epidemiológico.

Profilaxis postexposición

Deben tenerse en consideración los siguientes factores:

  • Presencia de rabia en la zona de donde procede el animal.
  • Naturaleza de la exposición o tipo de contacto.
  • Especie a la que pertenece el animal agresor.
  • Disponibilidad del animal para observación o para análisis de laboratorio.
  • Estado clínico del animal.

El objetivo es reducir al máximo la presencia del virus en la herida y proporcionar al paciente afectado, lo antes posible, un título de anticuerpos neutralizantes elevado.

La profilaxis postexposición incluye las siguientes medidas:

  • Tratamiento local de la herida. Debe ser rápido, mediante lavado con agua y jabón, y aplicación posterior de antisépticos. Hay que efectuar profilaxis antitetánica y antimicrobiana, y evitar la sutura quirúrgica de la herida.
  • Vacunación.
  • Gammaglobulina humana antirrábica.

Deben acudir al médico:

  • Personas con riesgo aumentado de contagio por profesión (veterinarios, espeleólogos, trabajador de zoológico…) o viajeros a zonas de selva para realizar prevención antes de la exposición al virus.
  • Personas expuestas a casos clínicos de rabia.
  • Tras mordedura de animal.