Ful también es un ejercicio de estilismo narrativo —al que ya nos tiene acostumbrados Rafa Melero en cada una de sus novelas—, el que por ejemplo, en esta ocasión, le ha llevado a distribuir la acción en capítulos cortos e intensos —seña de identidad que esta novela comparte con las anteriores—, así como, a encadenar la última frase del capítulo anterior con el título del siguiente, lo que convierte a la narración en una protagonista más de la novela, y no sólo eso, sino que la lleva a ser el testigo más fiel y metafórico de la cadena y la condena que representa en nuestras vidas el día a día. Un día a día que, en demasiadas ocasiones es el silencioso y sórdido retrato de la otra vida. Además, a este nuevo ejercicio de estilismo narrativo de Melero,hay que unirle la ambivalencia y convivencia a lo largo de los capítulos entre la tercera persona del narrador omnisciente y la primera persona en la voz de los capítulos que protagoniza Ful, proporcionando de esta forma un dinámico juego de contrastes con los que el desarrollo de la acción gana mucho enteros y no los pierde.
En definitiva, Ful es acción, adrenalina, sorpresas y suspenses —marca de la casa— y lumpen, aunque esta vez sea de barrio y de poca monta, pero Ful también es el deseo del amor, de la amistad, de una vida mejor..., en fin, el anhelo de lo posible.
Ángel Silvelo Gabriel