#RaiseYourVoice – ¡No te calles!

Por Valedeoro @valedeoro

Hace poco me llegó el correo anual del Blog Action Day informando del tema para este año: la libertad de expresión y la importancia de no callar la propia opinión. Con esta acción mundial, el #BAD15 quiere alertar sobre la situación difícil de periodistas y blogueras en países que no permiten voces críticas. A nivel personal, este día invita a reflexionar sobre tu propia relación con las actitudes y opiniones que no encajan - las tuyas o las de las personas que te rodean.

En mi día a día no hay riesgo de represalias por mis publicaciones y presentaciones. No tengo miedo de que alguna unidad paramilitar se interese por mi o mi familia cuando escribo sobre consumo consciente y el rechazo de las compras sin sentido. Comprar menos, primar la calidad sobre la cantidad e investigar la procedencia de lo que compres no encaja muy bien en las políticas de crecimiento de muchas empresas. Sin embargo, tampoco me pone en riesgo alguno.

Aún así, sé lo que es callarse. Tengo experiencia en morderme la lengua y no decir lo que pienso. Me auto-censuro para no destacar, para no llamar la atención, para mantener la armonía y para que no digan que estoy loca. A veces me callo, porque tengo miedo de las consecuencias personales.

La armonía completa es una ilusión

Uno de mis ejercicios preferidos en la universidad era la practica de oratoria e discusión. En un cajón había un montón de papeletas con temas explosivos: energía nuclear vs energía solar, los impuestos sobre la gasolina, el derecho al aborto, la esterilización obligatoria para ciertas personas, el derecho al asilo, y mucho más.

Escogido el papel (al azar) había dos rondas: p rimero tenías que exponer todas las razones a favor del tema para luego defender la opinión contraria en una ronda de discusión. Siempre te tocaban ambos lados, forzándote a contemplar no solamente tu propia opinión, sino también la opinión del otro. Eran debates intensos y muchas veces muy emocionales. Sin embargo, no había rencor ni malestar cuando se acababa la clase: era un ejercicio para mejorar nuestras argumentaciones, independiente de nuestras opiniones personales.

Estas clases eran especiales justamente por esta razón: tu opinión personal era bienvenida porque le daba más chispa a las discusiones, pero no era lo que te definía. Podías estar en desacuerdo con alguien y después compartir una caña en el bar al lado.

La auto-censura preventiva para encajar

En la vida real es mucho más difícil. A lo mejor también influyen las diferencias culturales: tengo la impresión de que aquí un desacuerdo se puede convertir en un rechazo personal imperdonable. La emoción al defender un punto de vista se confunde con falta de respeto y de repente ya no se trata de intercambiar opiniones, sino de convencer al otro de que está equivocado - sin cuestionar las propias ideas.

Así que hay situaciones en las que me callo, porque creo que la otra persona no lo entendería. Prefiero no dar la cara por el miedo al rechazo, por no ser "la loca de ...", por no discutir y no alterar un equilibrio frágil de convivencia.

Acabo construyendo un muro para protegerme a mi misma, un muro que me separa de las personas que más quiero. Porque la realidad es que son las persona más cercanas que más me inspiran a la autocensura. Intentando mantener la paz bajo cualquier concepto, me escondo detrás del silencio o de comentarios vacíos para encajar, para que me quieran, para no sentirme sola.

Y de repente me doy cuenta que estoy sola dentro de una fortaleza que yo misma he diseñado y reforzado.

Yo quiero, yo no quiero, yo necesito... ¡YO!

Si te suena esta situación tengo una buena noticia: la fortaleza lo has construido tu sola, y la puedes abrir tú sola también. Más que nada es cuestión de práctica. Lo que has construido durante años no se desmonta en un sólo día.

Si te callas, porque no quieres ofender, porque no quieres que los otros se sientan obligados a algo, porque no quieres ser pesada, ni una carga, entonces ahora es el momento de devolver el "yo" a tu vocabulario. El español tiene esta particularidad extraña de poder sacar el sujeto de la frase, dando más peso al verbo que a la persona. Pues para salir de la muralla de la autocensura, el "yo" es imprescindible. No eres egoísta por decir lo que quieres y necesitas - al final eres la única persona que lo sabe.

  • Yo quiero que cenemos más temprano.
  • Yo no quiero participar en lo del amigo secreto.
  • Yo necesito que me ayudes con la cena.

Sólo tú sabes lo que quieres y lo que necesitas. No les obligues a tu pareja, tus hijos, tus amigos, o tu familia de adivinar tus necesidades. No te calles, ¡habla! Si algo no te gusta, dilo, aunque no sea popular. Si algo te gusta, dilo también, aunque a ti te parezca obvio.

Te vuelvo a repetir: tu opinión y tus necesidades son importantes y no decirlas en voz alta no te convierte en mala persona ni en egoísta.

El mundo necesita tu voz, en lo grande y en lo pequeño.

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Esta entrada es mi contribución al Blog Action Day 2015 - una acción mundial que pretende llamar la atención sobre problemas globales que requieren el compromiso de todos y todas para encontrar soluciones. Este año el tema es la libertad de expresión - política, personal y auto-inducida.
Para saber más del Blog Action Day y conocer otras entradas de este año, visita http://www.blogactionday.org/

Puedes leer mis participaciones de años anteriores aquí: Blog Action Day.