Era una casa pequeña, sencilla, repleta de calidez, de armonía y alegría; contaba con un pequeño patio lleno de macetas, donde los geranios y las gitanillas ponían color a la encalada pared que lo circundaba. Al paso a nivel subíamos a través de unos escalones que le daban la altura suficiente para estar al borde de las vías del tren. La puerta de mi casa estaba a ras de la acera que llegaba hasta la misma esquina, nos separaban escasos 300 metros del emblemático y desaparecido Restaurante Casa Pedro.
Hasta mi casa llegaban los aromas de las frituras de “pescaito”, de los espetos de sardinas amoragados en el mismo rebalaje y aquellos guisos que los antiguos empleados preparaban en aquella cocina tan cercana, se fundían sus olores con los aromas de los que mi madre primorosamente preparaba cada día.
Hay recuerdos que no se olvidan, que no quiero olvidar, están marcados en mi memoria y forman parte de mi vida y que en gran medida están cruzados con los recuerdos, muchos de ellos caídos en un total olvido, de los de Casa Pedro. Les cuento:
Mi abuela materna, Maria del Carmen Rosa (por quien toma nombre éste blog) al igual que mi bisabuela eran costureras, pantaloneras, eran en aquella lejana época eran verdaderas artesanas, mi abuela era a quien la mayoría de los camareros les encargaban su uniforme, una chaqueta blanca. Era mi abuela, a quien llamaban Carmen “La Rosilla” quien las confeccionaba.
Uno de los hermanos de mi padre, el más pequeño, llamado Rafael, le apodaban “El Poli”, (diminutivo de policia, por su trabajo y uniforme) toda su vida fue el “guarda coches”, empleado y contratado por Casa Pedro.
Mi padre y sus hermanos, desde su más tierna juventud eran amigos de los propietarios: Lorenzo y Pedro. Pero ellos no fueron quienes inauguraron el reconocido local.
Perico Martinez Román, padre de Lorenzo y Pedro, en el año 1927, fundaba Casa Pedro, casi sobre los chinorros del rebalaje, sobre la negra arena de la playa, unas mesas de madera, unas sillas en principio de enea que con el tiempo se cambiaron por sillas plegables de madera, un techo cubierto con hojas de palmera y con cañizos, al igual que otras familias de El Palo, como su tío Miguel quien abrió “La Parada”, o sus vecinos “Casa Carrasco” o “Casa Juan Perico”. Ofrecían las capturas de los sardinales ensartados en un espeto o freían en las propias cocinas de sus casas de pescadores, los chanquetes, morralla y “pescaitos” que sacaban en el copo las jábegas paleñas.
A Casa Pedro acudían los malagueños, durante más de 80 años, para degustar los mejores espetos, las mejores frituras y los platos más sofisticados que con el paso de los años fueron demandandos sus distinguidos clientes, ya que fue hasta el año 1989 todo un referente de la alta gastronomía malagueña.
Famosos sus gazpachuelos, su sopa viña AB, San Jacobos con ensalada, su arroz de marisco “pelao”, el rape a la serrana, su postre estrella “el pijama” y sus helados. Ningún famoso, ninguna celebridad de los años 70, 80 que pasaban por la provincia se iban sin probar los suculentos manjares que ofrecía Casa Pedro. Fue en el año 2009 cuando Casa Pedro cerró una época gastronómica.
Así también me lo recordaba uno de sus vecinos, Paco López de la familia “Los Calafates”:
Muchos de sus platos eran los que cocinaban nuestras familias, gente de la mar. Y Casa Pedro también estaba formada por marengos. Tengo recuerdos muy gratos de tu abuela Carmen “La Rosilla” y de tu tío Poli y tu tía Maruja Juye…no nos olvidemos de nuestros orígenes, hay que rescatar aquella zarzuela de marisco que hacían (pinchando en éste enlace tienen la receta) y que venían desde Madrid a pedirla por “recomendación” y el Rape a la Serrana. Tengo la receta escrita, por lo que recuerdo, se le daba mucha importancia a la crema de ave, venía en polvo, creo que era “estarlux” y los recortes del periódico cuando salió en el Diario Sur (principio de los 90). Te la envío, espero que se lea bien, lo tengo en “mi librillo” de recortes y recetas apuntadas.
Estas son las fotos que guardo del personal de Casa Pedro. En la foto de la cocina:
Casa Pedro no sólo fue el lugar junto al que jugaba en el rebalaje, donde acudía con mi familia, mis padres, mis tios, mis primos a disfrutar de unos espetos, de una cena, de un evento familiar……es parte de mi niñez, de las vivencias de mi gente, de una época para recordar y que no puedo olvidar.
Como no olvidar ésa receta tan peculiar, un mar y montaña del mítico “Casa Pedro”
INGREDIENTES PARA DOS PERSONAS:
3 colas de rape medianas, 6 langostinos grandes, 6 lonchas finas de jamón serrano, 8 puntas de espárragos blancos (en conserva), 2 huevos, una cebolla blanca mediana tipo cebolleta), 2 dientes de ajo, 3 champiñones grandes, una pastilla de caldo de pollo, un vaso mediano de vino blanco fino-amontillado, dos vasos medianos de agua, sal, harina de trigo, aceite de oliva virgen extra.
Quitar la espina central de las colas de rape, procurar retirar cualquier espina que pueda traer la carne de la parte exterior del pez. Poner los trozos de la carne sobre papel de cocina, colocar encima otra hoja de papel y golpear con una maza hasta conseguir que la parte más gruesa de la carne esté lo más fina posible. Retirar del papel, salar al gusto (no demasiado, ya que el jamón aporta sabor salado) y reservar.
Colocar un trozo de rape en un plato, poner encima jamón serrano y tapar con otro trozo de pescado de forma que quede totalmente cubierto (como un librito).
En una cacerolita pequeña echar un chorreón de aceite de oliva virgen extra y freir los trozos de champiñones junto con los langostinos. Cuando éstos hayan tomado color, apartar del fuego y reservar.