Razones y Beneficios

Por Luistovar


Aunque que fuera por una simple cuestión de claridad conceptual, considero que deberíamos diferenciar claramente entre razones y beneficios. No son lo mismo. Una razón no es un beneficio. Ni un beneficio es una razón. No son sinónimos.
Un beneficio sería cualquier hecho que aumente o potencie la salud o el bienestar de alguien —es un fenómeno propiamente empírico. En cambio, una razón es un pensamiento que refleja la adecuación de nuestras ideas y acciones a la lógica.
Ahora, dentro de la razón podríamos distinguir a su vez entre razón instrumental y razón moral. Una razón instrumental es un argumento que explica la adecuación de un medio respecto de un objetivo concreto. En cambio, una razón moral es un argumento que explica la adecuación de un hecho a un principio imperativo.
La razón instrumental es el razonamiento que nos señala, por ejemplo, que debemos trabajamos si queremos satisfacer nuestras necesidades vitales. Establece la relación lógica entre los fines que pretendemos y los medios que se requieren para lograr estos fines. No tiene misterio.
Por otro lado, la razón moral es la que nos señala que estamos obligados a cumplir determinada norma de forma imperativa. Por ejemplo, la razón moral nos señala que lo correcto es reconocer que A es A. No importa que a nosotros nos beneficiara creer que A es B, o que para conseguir algún objetivo necesitemos hacer creer a otros que A es B. La razón moral nos obliga a reconocer que A es A. Esto es lo correcto en sí mismo. Como señalaba Franz Brentano en el El Origen del Conocimiento Moral :
«La sanción ética es un mandamiento semejante a la regla lógica.»
Así, la moral racional se fundamentaría en el principio de identidad. Por esto no es correcto tratar a las personas como si fueran cosas, porque no lo son. Eso es lo que denominamos cosificar. No es lógicamente correcto tratar a los sujetos como si fueran objetos.
Ahora, si comprendemos a un nivel básico la diferencia entre beneficio y razón, así como la diferencia entre razón instrumental y razón moral, entonces podemos pasar al siguiente punto que es el que pretendo tratar en esta nota.
Yo defiendo que sólo habría una sola razón que puede justificar el veganismo: una razón moral. Si bien, podemos dividir esta razón a su vez en dos principios —igualdad y valor inherente. El veganismo es un imperativo por dos razones morales:
[1] Los seres sintientes poseen un valor inherente, que es intrínseco a su condición de sujetos, y que es independiente de su valor instrumental o valor extrínseco. Esto significa es incorrecto tratarlos como si ellos sólo tuvieran un valor externo o económico. Esto significa que debemos considerarlos como lo que son: como sujetos y no como objetos.
[2] El principio de igualdad nos exige considerar como iguales aquellos elementos moralmente relevantes que sean iguales. Por esto no debemos discriminar ni supeditar los intereses de otros animales a los nuestros, porque son los mismos intereses, desde el punto de vista lógico, aunque estén presentes en diferentes individuos.
Ni la razón instrumental ni el beneficio pueden justificar que rechacemos la explotación animal como una cuestión de principio.
El beneficio no es un argumento moral. El hecho de que algo nos beneficie puede ser bueno para nuestra vida, para nuestra salud o nuestra economía. Pero eso no puede justificar que sea correcto en ningún caso desde el punto de vista moral. El beneficio no pertenece a la ética.
Si los beneficios que obtenemos de la explotación animal no la justifica moralmente, ¿como pueden los beneficios justificar el veganismo? No pueden. Hablar de beneficios sólo significa que practicar el veganismo puede ser bueno para nosotros y nada más. No equivale a que estemos obligados a ser veganos. Así que el beneficio no puede justificar el veganismo como imperativo.
Los beneficios que obtenemos del veganismo podemos obtenerlos sin tener que aplicar el veganismo. Por ejemplo, en el caso de la dieta vegana, la nutricionista Ginny Messina señala:
«Podemos —y debemos— decirle a la gente que una dieta vegana es una buena elección para una alimentación saludable; pero no podemos decirles que es la única opción. Una dieta basada en plantas que incluya pequeñas cantidades de productos animales puede ser igualmente saludable.»
Los perjuicios que nos ocasiona indirectamente la explotación animal, ya fueran medioambientales o de salud, sería posible resolverlos sin necesidad de abolir dicha explotación.
Por ejemplo, eliminando la ganadería industrial y volviendo a un modelo parecido al del siglo XIX se solucionarían casi todos los problemas medioambientales y de salubridad que hoy ocasiona la explotación industrial de animales. ¿Es esto lo que queremos: una esclavitud más ecológica y más sana para los que se benefician de ella? Por no hablar de las nuevas tecnologías que mejoran la eficiencia de la explotación animal industrializada y que también ayudan a resolver esos efectos secundarios indeseados.
Los problemas medioambientales también podrían solucionarse en gran parte sustituyendo a los mamíferos y las aves por los insectos en la explotación industrial, ya que el gasto de mantenimiento y la producción de residuos sería significamente menor. Pero tenemos evidencia de que los insectos son seres sintientes, al igual que lo son mamíferos y aves. Si entendemos que el especismo es una discriminación injusta ¿por qué aplicamos criterios que implican una discriminación moral basada en la especieAparte de la inconsistencia empírica de los argumentos que sostienen los enfoques basados en la salud y el medio ambiente, resulta que son enfoques que están discriminando injustamente entre las víctimas de una misma injusticia.
Todo esto sin tener en cuenta que muchas formas de explotación animal son prácticamente inmunes a las objeciones basadas en la salud y el medio ambiente. Por ejemplo, ¿las peleas de gallos perjudican la salud humana o al medio ambiente? No. Así podríamos listar numerosos usos de animales que no conllevan un efecto dañino a la salud humana y el medio ambiente.
Los argumentos basados en el beneficio nos conducen en favor de la esclavitud. La esclavitud humana ha existido —y sigue existiendo— en casi todas las culturas y épocas humanas precisamente porque es beneficiosa para los esclavistas y para quienes consumen dicha esclavitud. Quienes se oponían a ella y luchaban para que fuera abolida han fundamentado su postura siempre en motivos morales, y han conseguido convencer a los demás apelando a razones éticas.
La esclavitud siempre ha proporcionado beneficios a quienes se aprovechaban de ella —propietarios y consumidores.  La única razón por la que la esclavitud humana fue combatida y finalmente abolida se debió a motivos morales. Y sólo de este modo —mediante la concienciación moral— puede conseguirse la abolición de la esclavitud de los animales no humanos, a pesar de los beneficios que los humanos podamos obtener de dicha esclavitud. Beneficios que, por otra parte, se podrían obtener sin utilizar a los no-humanos.
Algunos alegarán que "todo vale" con tal de promover el veganismo y conseguir reducir la explotación animal. Sin embargo, aparte de que este criterio consecuencialista resulta muy cuestionable desde el punto de vista ético, tampoco hay evidencia que esa perspectiva nos ayude a lograr el objetivo.
A nivel moral, un fin loable no justifica un medio infame. Medios y fines deben ajustarse, por coherencia, a los mismos principios éticos. A nivel práctico, intentar promover el veganismo apelando a la salud y al medio ambiente es inconsistente.
Promover el veganismo por los beneficios para la especie humana es difundir un mensaje antropocéntrico que asume que la vida y el bienestar de los humanos que explotan animales es más importante que la de sus víctimas. Promover una mentalidad especista que ignore los intereses de los animales es justo lo opuesto a lo que pretende el veganismo.
Ni la salud personal ni la cuestión medioambiental por sí misma conducen al veganismo ni justifican el veganismo. Ignorando el enfoque ético lo que conseguiremos no es tanto promover el veganismo sino más bien fomentar la reforma y renovación de la explotación animal para hacerla más saludable —para los humanos— y más ecológica.
Sólo una ética de respeto que ve a los seres sintientes como personas con derechos puede justificar el veganismo como principio y mantenernos en él.