La receta que os proponemos hoy es fácil, pero requiere dedicar un poco de nuestro tiempo para su elaboración. Debido a su sencillez, podría ser una actividad perfecta para compartir con nuestros hijos, y a su vez, podremos aprovechar la ocasión para enseñarles qué alimentos deberán escoger para cuidar su salud cuando sean ellos los que cocinen. La educación alimentaria es muy importante y es una cuestión muy seria, pero en la mayoría de las escuelas no se enseña nutrición a los alumnos. En ese caso, los padres debemos servirles de guía, instaurando hábitos saludables y elecciones nutricionales basadas en la salud. Debemos recordar que en la niñez nuestros hijos se fijan mucho en nosotros e intentan imitarnos. En el ser humano, la imitación es una de las formas más rápidas y efectivas de aprendizaje.
Ingredientes
- 1 calabaza (el tamaño dependerá de los comensales).
- Cebollas (la cantidad de cebolla será la mitad que la cantidad de calabaza).
- Nueces
- Queso fundente (opcional)
- Sal marina integral o del Himalaya
- Aceite de oliva virgen de primera prensada en frio.
¡A cocinar!
Pelar las cebollas y cortarlas por la mitad. Cortar la calabaza por la mitad sin pelar y retirar las semillas. Introducir en agua hirviendo o en el horno a 190ºC durante 20 minutos.
Una vez que se enfríen pelar la calabaza (ahora será muy fácil porque está cocida). Batir la cebolla junto la calabaza hasta hacer un puré consistente.
Hacer bolas del tamaño de una nuez. En el caso de elegir la opción con queso, hacer un pequeño orificio utilizando nuestros dedos e introducir un trozo de queso, que posteriormente taparemos. El queso quedará en el corazón de la croqueta, totalmente recubierto de calabaza.
Pelar y picar las nueces, hasta que quede la consistencia de una harina gruesa. Pasar las bolas de calabaza por las nueces molidas hasta que queden totalmente impregnadas. Acto seguido, pasar las croquetas por el aceite de oliva (muy poca cantidad).
Introducir en el horno durante 15 minutos a 180ºC.
Para completar el plato, podremos hacer una ensalada de espinacas con algunas setas salteadas. Será una comida completa y saludable.
¿Por qué estos ingredientes?
Calabazas
Son famosas porque sacian el apetito de sobremanera sin aportar muchas calorías, debido a su fibra, pero lo que la mayoría de nosotros desconoce es que las calabazas contienen antioxidantes que nos ayudan a neutralizar los radicales libres y evitar así muchas enfermedades relacionadas con la degeneración de las células.
Ricas en carotenos que se transforman en vitamina A en nuestro organismo, capaz de ayudar en la inhibición del cáncer, próstata, enfermedades oculares como cataratas o pérdida de visión. Licopeno que nos ayuda a luchar contra algunos tipos de cáncer y colesterol. Su gran contenido en vitamina C contribuye a mantener la buena salud del aparato circulatorio y el ácido fólico el sistema nervioso. Y por último pero no menos importante, es abundante en potasio que nos ayuda a prevenir la retención de líquidos.
Cebollas
Pertenecientes a la familia de las liliáceas, se recomienda encarecidamente consumirlas ecológicas, ya que todas las plantas que crecen bajo tierra absorben mayor cantidad de pesticidas.
En una dieta saludable, no pueden faltar las cebollas a causa de que son tantas y tan múltiples sus bondades, que no se pueden despreciar aunque su sabor al principio no nos agrade demasiado. Crudas, son la forma en la que mantienen intactas sus propiedades pero debido a su versatilidad no hay que despreciar consumirlas cocinadas.
Las cebollas, son uno de los mejores antibióticos que encontramos en la naturaleza y por este motivo, consumirlas nos previene de infecciones bactericidas, putrefacciones intestinales y gastroenteritis. Son extremadamente diuréticas, lo que nos ayuda a eliminar los líquidos retenidos. A su vez, el sistema circulatorio se ve beneficiado, y por su bioquímica las cebollas reducen la hipertensión y fluidifican la sangre. Al obtener estos beneficios, nuestra salud auditiva también se mejora ya que los nervios auditivos se conservan y evitan su deterioro.
Finalmente mencionar, que los adolescentes encuentran una gran aliada en la cebolla ya que su azufre ayuda a mantener el acné a raya.
Nueces
Aunque su contenido calórico es muy alto, la composición bioquímica de las nueces nos indica que contienen una gran cantidad de grasas Omega 3. Éste componente no puede ser producido por nuestro organismo, así que obligatoriamente debe proceder de nuestra alimentación. A su vez, el organismo lo utiliza para producir antiinflamatorios que nos ayudaran a prevenir y bajar los índices de colesterol y mala circulación sanguínea. Por este motivo también nuestro corazón se ve especialmente favorecido.
Las nueces poseen la cualidad de hacernos más bellos, más inteligentes y más felices. Nuestra piel se mantiene hidratada y elástica gracias a los aceites que contienen. Estas mismas grasas, constituyen uno de los mejores neurotransmisores y permiten la conexión entre nuestras neuronas, mejorando así la concentración y resultados académicos. Hay estudios que afirman que los Omega 3 previenen de la pérdida de memoria y ayudan en enfermedades de deterioro cognitivo aunque por el momento, no hay resultados concluyentes. Siguiendo en la misma dirección, pacientes con problemas de depresión, ansiedad y estrés suelen mostrar deficiencia en Omega 3.
Queso
Me gustaría poder alabar las bondades del queso, pero no es un alimento saludable ya que contiene un gran porcentaje de grasas saturadas (del 35 al 60%) que contienen una gran cantidad de colesterol. Además de su gran aporte calórico, suelen tener un alto contenido en sodio provocando retención de líquido e hipertensión.
Aunque no todo está perdido, el queso contiene mucha vitamina B, vitamina E y vitamina A en menor cantidad.
Debido a su agradable sabor, no hay motivo si se goza de buena salud, de añadir en cantidades razonables este delicioso alimento a nuestros platos.
Sal Marina Integral o Sal del Himalaya
Aunque hablamos de dos productos diferentes, comparten sus bondades ya que nos referimos a unos alimentos que no han sido tratados y contribuyen al buen funcionamiento de nuestro organismo. Hoy en día es muy fácil encontrar estas sales incluso en los supermercados. Aunque su coste es mayor que la sal refinada, la diferencia para nuestra salud es sustancial y merece la pena invertir en una sal de calidad. Debemos pensar que la sal refinada no tiene ningún alimento ya que el proceso químico la ha convertido en un producto artificial (cloruro sódico) muy perjudicial para el ser humano.
- Equilibran la acidez de las células de nuestro cuerpo así como el agua corporal.
- Mejoran la circulación sanguínea.
- Equilibran el nivel de azúcar en la sangre.
- Previenen algunas alergias relacionadas con vías aéreas.
- Alto contenido en minerales (calcio, hierro, magnesio, potasio, …).
- Con muy poca cantidad obtendremos las propiedades y el sabor deseado ya que 2 gramos diarios nos hacen disfrutar de todas sus bondades.
Imágenes
Libres de derechos – Pixabay
La entrada Receta saludable: croquetas de calabaza se publicó primero en PsicoSalud Online.