INinguno era de Los Montesco, mucho menos de Los Capuletto; Ella no se llamaba Julieta; a Él, Nadie le conocía muy bien; se cruzaron de forma casual, en una calle de esas, la de Ella, cerrada al tráfico por una esquina...; primero cruzaron miradas; luego, cuando se sobrepasaron, Él se tornó a mirarle... y Ella "sintió" que Él la miraba con descaro y como sabía que no era "de curvas notables", intuyó que era Su Hembra y no otra cosa lo que le había gustado; entonces se volvió, no pudo evitarlo... pero Él ya había enderezado la cabeza mientras se convencía a sí mismo de que no volverían a verse, como tantas veces que ya le sucediera...
IIElla llega a su casa, se sienta con una limonada frente a la TV y ve a un hombre guapo en la pantalla, sabe su nombre y piensa que si se encontraran en esa misma calle, seguro le miraría como aquél que no tenía nombre...
... pero el hombre de la pantalla nunca camina por esa calle que Ella atraviesa cada día... Termina su limonada y se pone a leer un libro donde dos personajes de papel, predestinados al amor,
"... se cruzan de forma casual, en una calle de esas, la de Ella, cerrada al tráfico por una esquina...; primero cruzan miradas; luego, cuando se sobrepasan, Él se torna a mirarla... Ella "siente" que Él la mira con descaro y..."
III...al cabo, Ella despierta, el libro está en el suelo... no sabe cuál de las dos historias es la que sucedió o si de cierto todo sucede, "doble", porque alguien lo haya escrito Antes, no Después...
(Short Story, Autor: Víctor José Guindo.)