Playas, dunas y salinas conforman la Bahía, un parque natural acuático y soleado donde se encuentra Cádiz, ciudad trimilenaria, rodeada por el Océano Atlántico. La Tacita de Plata, como se la conoce, está considerada la ciudad más antigua de occidente, fenicios, griegos, cartagineses, romanos y árabes se establecieron en estas tierras, principalmente por su acceso marítimo. Urbe cosmopolita y abierta, Colón escogió su puerto como punto de partida para su segundo viaje al Nuevo Mundo. La ciudad se convertiría en puerto de Indias, aglutinando el flujo mercantil con América, lo que se tradujo en una etapa de esplendor económico y cultural.
Un paseo por el frente marítimo de Cádiz nos evoca la imagen del malecón de La Habana, por las muchas similitudes que guarda con ciudades de Hispanoamérica, debido al contacto que hubo entre Cádiz y el Nuevo Mundo. Prueba de ello su catedral cuya cúpula recubierta de azulejos dorados encaja a la perfección con su fisonomía de aires coloniales, así como las diversas casas palacio y las torres-miradores que durante la expansión americana poblaron la fisonomía de la antigua Gadir.
Cádiz es cuna flamenca, una ciudad alegre y colorista, llena de vida, donde divertirse y perderse para encontrar la esencia de esta tierra tan antigua llena de historia en un marco incomparable.
El viernes por la tarde visitamos el centro histórico de Cádiz
Entramos en el Cádiz antiguo a través de las conocidas Puertas de Tierra. Atrás dejamos el Cádiz moderno de amplias aceras y avenidas, cruzando al otro lado encontramos una ciudad diferente para sumergirnos en su historia.
En Cádiz no hay pérdida. Lo mejor es dejar los mapas y callejear. Ir de aquí para allá y disfrutar de sus rincones, sus calles, olores, plazas y jardines…
El Barrio de la Viña se halla en el extremo oeste de la ciudad. Es una zona muy popular en Cádiz ya que aquí se vive el antes, durante y después del Carnaval. Es un antiguo barrio de pescadores que nació en el siglo XVIII que se abre en la Plaza de la Cruz Verde. En esta zona se concentra gran parte del turismo, aquí podemos visitar lugares como la Iglesia de La Virgen de la Palma, de estilo barroco, o el Castillo de Santa Catalina y encontrar la única playa de la zona centro de la ciudad, desde donde se vislumbra el Balneario de La Palma (sede actual del Centro Andaluz de Arqueología Subacuática) y a lo lejos, el Castillo de San Sebastián, una antigua fortaleza militar al que se accede por un pequeño camino sobre las rocas de la playa.
El Pópulo es otro de los barrios más turísticos de Cádiz. Entre la Catedral y el Ayuntamiento, es el barrio más antiguo, laberinto de callejuelas estrechas y escarpadas. Aquí las calles desembocan en la misma puerta de muchos de los mejores palacios de la ciudad. Este barrio se rodea de tres bellos arcos: del Pópulo, de la Rosa y de los Blanco. Visitamos los restos arqueológicos de los primeros asentamientos fenicios en la Casa del Obispo, paramos en la Iglesia de Santa Cruz, conocida como Catedral Vieja y en la Casa del Almirante, una casa-palacio barroca. Encontramos también un Teatro Romano del siglo I a.C. que nos confirma la importancia de la ciudad de Gades en época romana. Salimos por el Arco de los Blanco para acceder al empedrado barrio gitano de la ciudad.
Santa María es el barrio gitano de Cádiz. Un barrio antiguo, que aún conserva las huellas de su pasado en los viejos edificios, plazas e iglesias. Aquí se siente el arte que fluye por sus calles de trazado medieval, lugares donde se oyen palmas y cantes. Esta es por excelencia la cuna del flamenco en Cádiz. Subiendo por calle Santa María encontramos la Casa Lasquetty, del siglo XVIII, y el Convento de Santa María con una bella capilla de azulejos holandeses y siguiendo por calle Público llegamos hasta la Cárcel Real, primer edificio neoclásico de la capital gaditana.
Tomamos algo en La Manzanilla
Centenaria Taberna en la que puedes degustar, conservadas en añejas botas de roble manzanilla, amontillados, moscateles, olorosos, creams, brandys y vinagres de Sanlucar de Barrameda. Graneles y embotellados. El establecimiento, a pesar de la antigüedad de su mobiliario, se mantiene en perfecto estado. Tiene una barra, tras la que están las botas y un salón donde sentarse a disfrutar de la estancia. Sólo hay vino, ni cerveza, ni refrescos, sólo vinos de la denominación de origen Jerez y Manzanilla y cuyas copas se sirven acompañadas de dos aceitunas rellenas de anchoa para descansar el paladar.
C/ Feduchy, 19
Cenamos en el Faro
El Faro es toda una institución en Cádiz, ubicado en el barrio de la Viña con cerca de medio siglo de tradición gastronómica en la provincia, funciona también como lugar de tapeo y cuenta con una magnífica barra. Sus tortillitas de camarones, tan tradicionales en esta ciudad, son de gran nivel, lo mismo que las frituras de pescados de la bahía: acedías, pijotas, cazón en adobo, chocos, puntillitas o boquerones, guisos marineros, mariscos… Es una cita obligada ya que todo el que va a Cádiz pasa antes o después por aquí.
C/ San Felix, 15
Nos alojamos en el Parador de Cádiz
El moderno Parador de Cádiz se sitúa a 10 minutos a pie del centro histórico y a tan solo 5 minutos de la Playa de La Caleta. Ofrece unas vistas impresionantes desde cualquier punto.
El Parador Atlántico de Cádiz, cuya renovación ha estado a cargo del arquitecto Luis Collarte, ocupa un espacio que responde a una arquitectura de corte actual donde la luz y la amplitud de espacios actúan como piezas fundamentales de su construcción.
Con el objetivo de sacar el mejor partido a su excelente ubicación, en el casco antiguo de la ciudad, entre La Alameda y la Caleta, todas las habitaciones cuentan con terraza y vistas al mar. Dispone también de una zona de relax con piscina y spa.
Avda. Duque de Nájera, 9
El sábado por la mañana visitamos el Gran Teatro Falla
Toma su nombre del gran Manuel de Falla, hijo predilecto de Cádiz. Es un teatro muy especial para la ciudad, centro de muchos de sus eventos más importantes.
Los planos de su construcción, entre 1884 y 1905, pertenecen al arquitecto Adolfo Morales, y la dirección al arquitecto municipal Juan Cabrera Latorre. Su construcción se realizó sobre las cenizas del anterior Gran Teatro, incendiado en 1881.
En enero de 1910 se inauguró con la interpretación de una sinfonía de Barbieri. En 1926 pasó a llamarse Gran Teatro Falla en honor a Manuel de Falla. Un año después el Carnaval suena por primera vez en el teatro y en 1984 los arquitectos Rafael Otero y José Antonio Carvajal acometen la restauración del edificio.
De estilo neomudéjar, está construido en ladrillo rojo, y presenta tres grandes puertas de arco de herradura en su fachada principal, con dovelas alternas en rojo y blanco. En planta tiene forma de herradura, a la que se van adaptando los pisos, rodeados por una galería que enlaza con las escaleras de acceso, que arrancan desde un gran vestíbulo reformado en los años 20. Tiene una capacidad para 1.214 espectadores. El escenario mide 18 metros de largo y el techo muestra una alegoría del Paraíso, obra de Felipe Abarzuza y Rodríguez de Arias. Está lujosamente decorado con motivos mudéjares.
Todos los años y durante el mes de febrero se celebra el Concurso de Agrupaciones del Carnaval de Cádiz, donde las distintas agrupaciones carnavalescas muestran todo su arte y genialidad en diversas modalidades. El resto del año el Teatro acoge una Temporada de Otoño y una Temporada de Primavera con espectáculos como conciertos, obras de teatro, musicales y ópera. Destaca la celebración del Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz y un festival de cine documental.
Plaza Fragela, s/n
Tapeamos en Casa Manteca y Las Flores I
En Cádiz hay muchos sitios para tapear, un sinfín de bares y tabernas, algunos antiguos ultramarinos en los que hacer una parada para reponer fuerzas y disfrutar de los productos típicos de la zona y pescados de la bahía… tortillitas de camarones, chicharrones, jamones y chacinas, quesos curados, salazones y ahumados, guisos populares, desde el menudo hasta la carne mechá o el potaje de habichuelas y las papas aliñás. Todo regado con las manzanillas de Sanlúcar, la bebida perfecta para una jornada de tapeo en esta ciudad.
Decir “Casa Manteca” en Cádiz es hablar de un clásico. Situado en el corazón del barrio de la Viña, es un rincón con ambiente de tertulias y encuentro de flamencos, carnavaleros y taurinos. Entrar aquí es desconectar de la rutina, alegrarse la vida y pasarlo bien. Buena chacina servida en papel de estraza, buen vino y mejores patatas fritas.. En Corralón de los Carros, 66
Las Flores I, es una de las mejores freidurías de Cádiz. En su escaparate se exhiben los distintos pescados recién fritos y mariscos, que se sirven en los clásicos cucuruchos de papel. Su especialidad es el cazón en adobo, una de las tapas gaditanas más tradicionales. En Plaza de las Flores, 4.
Hay muchísimos más sitios aparte de estos… por nombrar algunos: Ultramarinos el Veedor, Bar Bahía, Bar Terraza, La Bodeguita de Plocia, El Faro, Bar El Palillo, El Tío de la Tiza, Casa Tino, El Albero…
El sábado por la tarde vistamos la Catedral
Está situada en el centro histórico de Cádiz, casi al borde del mar, y es visible desde casi cualquier punto de la ciudad. Recibe el nombre de la “Santa Cruz sobre el Mar” o “Santa Cruz sobre las Aguas”, aunque los gaditanos la denominan Catedral Nueva.
Para la construcción de esta Catedral se elige al arquitecto Vicente Acero como maestro mayor de las obras en 1721, quien diseña un espectacular templo barroco, con planta de cruz latina, tres naves y girola en la cabecera, inspirada en la de la Catedral de Granada de Diego de Siloé. La genialidad del autor consiste en fundir la tradición de las grandes catedrales españolas con las formas procedentes del barroco italiano.
Cuando Acero abandonó el proyecto le siguieron varios arquitectos a lo largo de los años, y desde 1832 hasta su conclusión, las obras fueron supervisadas por Juan Daura.
El espacio en el interior queda delimitado por conjuntos de columnas de orden corintio y en la cubierta bóvedas vaídas. En todo el perímetro del templo se observan capillas dedicadas a diversos santos, como la de san Sebastián, que exhibe una escultura del Ecce Homo, obra de Luisa Roldán. Una de estas capillas alberga la monumental custodia procesional de plata, obra de Enrique de Arfe.
La portada principal es una conjunción de formas cóncavas y convexas, característica del estilo Barroco y posee varias cúpulas, destacando dos: la cúpula del crucero, compuesta por un tambor y casquete semiesférico que en su exterior está cubierta por azulejos dorados que durante el día le prestan gran luminosidad y otra de menores dimensiones, situada sobre el altar mayor.
Bajo el altar mayor se encuentra la cripta, situada bajo el nivel del mar, donde están enterrados algunos gaditanos ilustres, como Manuel de Falla o José María Pemán.
Plaza de la Catedral, s/n
Puesta de sol en la playa mientras tomamos algo en BARRASIE7E
Una barra de veintidós metros con contrabarra y contramostrador. Mesas y sillas altas donde puedes comer, picar y beber un vino o tomar un trago largo de una manera más informal. La decoración es moderna y la carta es muy variada.
Las vistas desde su terraza al atardecer son realmente impresionantes, disfrutemos de esa puesta de sol tan preciosa que nos ofrece Cádiz, acompañados de una copa de Barbadillo, en uno de los establecimientos más especiales del paseo marítimo.
Avda. Amilcar Barca esquina con Callejón del Blanco. Paseo marítimo de Cádiz
Cenamos en Restaurante Balandro
Balandro es un restaurante de base tradicional que ha ido evolucionando día a día para ofrecer lo mejor de la cocina mediterránea. Está situado en un enclave único de la geografía gaditana, la Bahía de Cádiz y adornado por los jardines de la Alameda Apodaca.
Su cocina se inspira en el mar y en los alimentos más típicos de la gastronomía andaluza, destacando los platos marineros elaborados con frutos frescos de la bahía, las recetas tradicionales de la dieta mediterránea y las carnes sabrosas y tiernas, todo ello bañado con un estupendo aceite de oliva. La presentación se mima al detalle así como las texturas, aromas y sabores.
Alameda Apodaca, 22
El domingo visitamos el espacio “Entrecatedrales” del arquitecto Campo Baeza
El proyecto “Entre Catedrales” del arquitecto Alberto Campo Baeza, trata de crear una pieza de arquitectura capaz de acoger, proteger y poner en valor uno de los lugares más significativos de la historia de Cádiz, el espacio vacío que existe entre la catedral nueva y la catedral vieja, frente al mar, y que ha sido motivo de una importante excavación arqueológica.
Se conforma como una intervención sencilla con unos objetivos muy claros: una plataforma elevada sobre unos pilares metálicos sobre la plaza, cubriendo y permitiendo el mantenimiento de los restos arqueológicos, convirtiéndolo en recinto cultural cerrado.
El plano separado del suelo permite al visitante disfrutar de la vista del océano sin la molesta interrupción que provoca la presencia de los vehículos aparcados en la calle.
A la plaza se accede por una gran rampa lateral y sobre ella una estructura ligera donde resguardarse del sol y la lluvia y desde el que se invita a la contemplación del océano. Todo el conjunto, formado por pavimentos, estructuras y barandillas, se encuentra pintado en blanco como forma de reforzar la presencia de la luz, tan singular en Cádiz.
A la espalda del mirador, se intervino también sobre la Casa del Obispo, levantando un muro de piedra en consonancia con la materialidad que caracteriza a las catedrales, creando así un fondo de la intervención que a su vez sirve de unión entre ellas.