Este fin de semana visitamos Logroño, capital de La Rioja, bañada por el río Ebro, ha sido históricamente un lugar de paso y cruce de caminos y fronteras. La senda más querida de cuantas atraviesan la ciudad es el Camino de Santiago. Capital gastronómica española de 2012 y Ciudad Europea del Deporte de 2014, es una ciudad de tamaño medio, acogedora y fácil de recorrer.
Logroño es hoy en día una ciudad muy capacitada para ser un destino turístico y cultural de referencia y posee las indispensables estructuras e infraestructuras de apoyo, así como recursos y productos relacionados con el turismo enológico y gastronómico, religioso (Ruta Jacobea), cultural y deportivo.
El viernes por la tarde visitamos el centro histórico de Logroño
Sobre las antiguas calles empedradas del Centro Histórico podemos descubrir el valor patrimonial de los edificios religiosos y civiles con los que cuenta la ciudad.
Visitamos el Ayuntamiento, obra de Rafael Moneo, uno de los arquitectos españoles actuales más conocidos y valorados en todo el mundo.
En el proyecto de este Ayuntamiento, el arquitecto navarro trabajó durante los años 73 y 74, iniciándose las obras en 1976 y finalizando cuatro años más tarde. Este edificio es hoy un ejemplo singular para conocer y comprender la arquitectura civil española de los últimos años y supone un lugar de atracción para visitantes y profesionales. Se encuentra enclavado en el centro de la ciudad, sobre un solar ocupado anteriormente por un cuartel.
Se compone de dos piezas en forma de triángulo que se articulan formando una gran plaza y otra en forma de piano que alberga el auditorio y puede ser observada desde la parte trasera del edificio. El exterior está revestido por piedra arenisca, material también utilizado en parte del interior del edificio. En la fachada Este destaca una fuente de bronce con dos caños, sobre uno de los cuales se inclina una escultura de mujer llamada “Dama de la Fuente”. Este conjunto, obra del escultor Francisco López, es elemento identificativo de este Ayuntamiento.
Avda. de la Paz, 11
Seguimos conociendo el casco antiguo y paseamos por las Murallas, la Puerta de Carlos V y el Cubo de Revellín. Muy próximo a él nos encontramos el edificio del Parlamento de La Rioja, enclavado en el antiguo Convento de la Merced. En la plaza de San Agustín, encontramos el Museo de La Rioja y muy cerca se encuentra el Teatro Bretón.
Caminando por la calle Bretón de los Herreros llegamos al Paseo Príncipe de Vergara, más conocido como El Espolón. Aquí encontramos una de las plazas más emblemáticas de la ciudad. El elemento más representativo es la estatua ecuestre del General Espartero, que fue obra del arquitecto Luis y Tomás y realizada materialmente por el escultor Pablo Gibert.
Terminamos visitando el Centro de la Cultura del Rioja, que destaca por su vistosa fachada morada. Este espacio está dedicado al mundo de la cultura del vino, los paisajes, el clima, la arquitectura, la historia y su elaboración, edificado sobre los restos del palacio de los Yangüas del siglo XVI. Enclavado en el corazón del casco antiguo de la ciudad, ocupa una superficie que se distribuye en cuatro plantas y combina la arquitectura vanguardista con la del renacimiento. Este espacio, junto con el Calado de San Gregorio y el Espacio Lagares, componen el triángulo de oro del enoturismo de la ciudad.
Mercaderes, 9
Cenamos en Restaurante Taberna Herrerías
En esta ocasión elegimos este acogedor restaurante ubicado en pleno casco antiguo de Logroño, ocupando un palacete del siglo XVI cuya estructura ha sido totalmente respetada en el proceso de restauración y adaptación del edificio. Sus salones ofrecen vistas a la maravillosa portada de la Iglesia de San Bartolomé del s. XIII y a la Aguja de la Iglesia de Santa María de Palacio (s. XII – s. XIII).
Las verduras son su producto estrella, el espárrago y las alcachofas, que podemos degustar en deliciosos platos con un producto y una preparación excelentes, sin dejar atrás sus carnes y los vinos de su bodega. Dejaros aconsejar y acertaréis. Sin duda, uno de los mejores restaurantes de Logroño.
C/ Herrerías, 24
Nos alojamos en el Hotel Calle Mayor
Un pequeño hotel urbano con doce habitaciones en el centro histórico de Logroño, enclavado en un palacete del siglo XVI completamente restaurado. Una obra arquitectónica que conjuga pasado y presente.
Del pasado permanece el arco de medio punto que le sirve de acceso, sus piedras de sillería, sus vigas de madera, sus rejas y barandillas de forja. El presente llega de la mano de su minimalista diseño, la máxima calidad de los materiales, la suavidad de su mobiliario y su paleta de colores invitando al descanso y la relajación.
Calle Marqués de San Nicolás, 71
El sábado por la mañana visitamos la Concatedral de Santa María de la Redonda
La Concatedral de Santa María de La Redonda se asienta sobre un antiguo templo románico. Desde 1453 es colegiata y en 1959 fue elevada a categoría de concatedral de Logroño.
La encontramos en el centro histórico, con portada principal a la Plaza del Mercado y dos portadas laterales a las calles Caballerías y Portales, y es una de las imágenes más conocidas de la ciudad.
A finales del siglo XII se trataba de un templo románico de planta poligonal o circular de la que hoy sólo queda el sobrenombre con el que se la conoce “La Redonda”.
El edificio tiene tres naves, de igual altura, divididas en cinco tramos. Tuvo ampliaciones en los siglos XVII y XVIII. De esta época se pueden destacar las dos portadas laterales, edificadas al sur y al norte, y dedicadas a la Asunción y a San Martín, así como la gran portada principal, que da a la Plaza del Mercado, la Portada de los Ángeles, un gran retablo de tres cuerpos flanqueado por dos torres conocidas como “las gemelas”, ejemplo del llamado barroco riojano.
Las torres fueron proyectadas por Juan Bautista Arbaizar y finalizadas por Martín Beratúa. En 1756 finalizaron las obras de las torres y de la capilla.
Al acceder a su interior sorprende el retablo mayor, de estilo barroco, considerada una obra maestra con obras de Becerra, Navarrete el Mudo o Gil de Siloé.
Destaca también la sillería del coro, esculpida por Arnao de Bruselas. Además en las distintas capillas de las naves laterales pueden contemplarse lienzos de Navarrete el Mudo, “La Magdalena Penitente”, la talla de la Inmaculada de Gregorio Fernández y el mausoleo del General Espartero, así como la escultura del Santo Sepulcro, una imagen de extraordinario valor escultórico.
En el interior de La Redonda se conserva un cuadro titulado “El Calvario” atribuido a Miguel Ángel.
Comemos en calle Laurel
Aunque en Logroño los bares se reparten por toda la ciudad, la calle Laurel ha sido tradicionalmente el lugar de “picoteo” por excelencia. Es Zona de Interés Turístico Regional.
La calle Laurel discurre paralela a la de Bretón de los Herreros, donde se levantaban las antiguas murallas de Logroño hasta que fueron demolidas en 1862. Fue entonces cuando se decidió reconstruir las casas colindantes, dando origen a lo que hoy en día es la calle Laurel.
Durante años los bares se fueron estableciendo en esta calle. Ofrecían vinos de la tierra y pequeñas raciones de embutido o queso. Poco a poco, se fueron especializando en diferentes pinchos. La gente que acudía al lugar la bautizó como la ‘Senda de los Elefantes’, porque los que trataban de tomar un vino en cada bar terminaban con una buena trompa.
Conocida también como ‘la Laurel’, hoy en día se ha convertido en la zona con mayor concentración de especialidades gastronómicas y de tapeo de toda la Comunidad.
Nos resulta complicadísimo recomendaros unos cuantos sitios, porque son tantos y tan buenos, que lo mejor es ir entrando, probando y disfrutando. Esta es una de las cosas que no podéis dejar pasar en vuestra visita, es imprescindible pasar por aquí.
Algunos son: Calderas, El Muro, Juan y Pinchame, Jubera, La Fontana, La Tasca del Pato, La Unión, Las Quejas, Pata Negra, Plan B, Blanco y Negro, El Perchas, Fax, La Abuela Encarna, La Tarima, Laurus, Los Rotos…
Por la tarde visitamos el Museo Würth
El Museo Würth La Rioja fue inaugurado en septiembre de 2007 en el polígono industrial de El Sequero y su ubicación es, precisamente, uno de sus principales rasgos de identidad. Desde los años 90, el Grupo Würth ha fundado espacios expositivos en algunas de sus sedes europeas con un claro objetivo: fusionar en el mismo espacio cultura y empresa.
El edificio que acoge el Museo Würth La Rioja, es un exponente de la arquitectura de vanguardia característica del Grupo Würth, cuyo proyecto básico correspondió a la firma de ingeniería y arquitectura Master S.A. y su desarrollo a Ingeniería Torrella. Destaca la cubierta de vidrio que, con una superficie de 1.400 m2, emplea un innovador sistema de fijación de placas acristaladas. El empleo sistemático del vidrio en las cubiertas y las superficies verticales hace del interior un espacio diáfano y luminoso. El exterior es un entorno ajardinado y acuático con obras escultóricas incluidas entre los fondos del Museo que armonizan con la parte edificada.
Los 6.000 m2 de superficie útil repatidos en planta baja, subplanta y sobreplantas más azotea acogen, además de las salas de exposiciones, salas de reuniones, oficinas, un auditorio, una sala de audiovisuales…
La Colección Würth España cuenta entre sus fondos actuales con obras de creadores como Richard Deacon, Jaume Plensa, Manolo Valdés, Ramón Cerezo, Darío Urzay, Blanca Muñoz, Koldobika Jáuregui, Miquel Barceló, José Manuel Ballester, Xavier Mascaró y Miquel Navarro. Son piezas artísticas emblemáticas del Museo la monumental escultura, al aire libre, Calibres, Book of Tools, de Navarro (2006), y, en el interior, Lillie, de Valdés (2006).
La Colección Würth cuenta en la actualidad con más de 16.000 piezas que incluyen obras de diversas tendencias artísticas desde final del siglo XIX. La colección fue iniciada por Reinhold Würth a mediados de los años 60, y su crecimiento ha sido exponencial en las últimas décadas. Hoy en día está considerada como una de las colecciones más importantes de arte contemporáneo de Europa. La colección está especialmente centrada en aquello distintivamente individual en los movimientos artísticos del arte moderno y contemporáneo.
Pol. Ind. El Sequero, Avda. Cameros pcls. 86-88
Cenamos en el restaurante Tondeluna
Tondeluna ofrece una cocina sencilla, rica, saludable, de temporada y basada en productos de la tierra. Su oferta está formada por una carta de cocina de mercado de raciones y medias raciones, con creaciones tanto de cocina de autor como de cocina tradicional, tratando de ofrecer una carta variada para todos los gustos. Tiene una selección de vinos con 40 referencias teniendo en cuenta la variedad de la uva que lo compone y la añada en que se cosechó.
El proyecto ha sido llevado a cabo por el estudio de Arquitectura Picado y de Blas de Madrid, creando un concepto de restaurante diferente. Para la decoración del todo el local se han empleado maderas laminadas. Las mesas, sillas, techo, suelo, paredes, el bosque, los cuartos de baño, todo se ha realizado pensando siempre en el impacto cero. El local presenta únicamente seis mesas largas, orientadas hacia la cocina en colores blanco y acero.
Calle Muro de Francisco de la Mata, 9
El domingo visitamos las bodegas del Marqués de Riscal
Visitar cada Bodega de Logroño es una experiencia única y diferente, no solo por los conocimientos que adquirirás acerca de las diferentes instalaciones y procesos de elaboración del vino, sino por las múltiples emociones, sensaciones y vivencias que surgirán a través de sus variadas actividades.
En esta ocasión elegimos las Bodegas del Marqués de Riscal. La Bodega Marqués de Riscal, en plena Rioja Alavesa ha creado el proyecto enoturístico más importante de los últimos tiempos: la Ciudad del Vino culminada con el lujoso Hotel Marqués de Riscal, el arquitecto responsable de este proyecto no es otro que Frank Gehry, creador del famoso Guggenheim de Bilbao.
Marqués de Riscal es la bodega más antigua y tradicional de la Rioja. Inicia su andadura en el año 1860 y destaca por su carácter pionero, innovador e inconformista, e introduce las técnicas francesas de elaboración del vino. Siempre un paso por delante del resto, abre el camino pero sin olvidar las tradiciones.
En 1858 comienza la construcción de la primera bodega, el incremento de la producción de vino motiva la ampliación de las instalaciones en 1883. En el interior de la bodega original (1860) se encuentra La Catedral, una colección única compuesta por botellas de todas las añadas producidas por la bodega desde la primera añada 1862, hasta nuestros días. Hablar de la Catedral es hablar de la historia viva de Vinos de los Herederos del Marqués de Riscal y de los vinos de Rioja.
La Ciudad del Vino se enmarca dentro del Proyecto 2.000, plan estratégico de la compañía, un puente entre el Siglo XIX y XXI, ya que supone una apuesta entre tradición y vanguardia: construcción de una bodega con la tecnología más avanzada, la inversión en un nuevo botellero, la instalación de un laboratorio para el control y análisis de vino, y en general, todas las mejoras tecnológicas para estar a la última y garantizar la máxima calidad de los vinos.
El complejo, situado en Elciego (Álava), está compuesto por la antigua bodega de Marqués de Riscal (1858), una de las más antiguas de Rioja, así como el edificio diseñado por Gehry, y que acoge el Hotel Marqués de Riscal, a Luxury Collection Hotel, el Spa Vinothérapie Caudalie, dos exclusivos restaurantes asesorados por el chef riojano, Francis Paniego, así como un centro de reuniones, conferencias y banquetes.
Al igual que el Museo Guggenheim, el edificio diseñado por Gehry está recubierto de titanio, aunque en este caso, el arquitecto ha querido impregnar su obra de los colores representativos de Marqués de Riscal: rosa, como el vino tinto, oro, como la malla de las botellas de Riscal, y plata, como la cápsula de la botella.
Los viñedos de estas tierras de la Rioja alavesa, la antiguas bodegas de Marqués de Riscal y su extensa tradición y por supuesto sus caldos, han inspirado a Gehry para dar lugar a una obra sin precedentes en el mundo en la arquitectura y por supuesto, en el de las bodegas. Ha creado una obra, que aunque llena de formas, está en perfecta sintonía con el paisaje de la zona.
El proyecto de Gehry, se podría calificar de escultórico por su envolvente curvilínea, mientras que el verdadero programa del edificio se desarrolla en piezas prismáticas en distintos niveles. Las plantas tienen una geometría irregular disminuyendo en tamaño a medida que se va ascendiendo, permitiéndonos unas espectaculares vistas del entorno.
El esquema estructural del edificio consta de tres grandes soportes principales sobre los que se sustenta todo el proyecto y en donde se alojan las comunicaciones verticales. Los cerramientos exteriores se componen de fachadas ventiladas de piedra arenisca para las piezas ortogonales, mientras que la envolvente curva se realiza en titanio.
El interior del edificio está totalmente diseñado por Gehry, desde el mobiliario y las luminarias, hasta las cortinas, dándole a todos los espacios interiores la identidad propia del autor.
VINO Y ARQUITECTURA
En los 50 kilómetros que van desde Logroño hasta Haro firman bodegas, además de Gehry, Hadid, Calatrava o Aspiazu.
La Botella (Haro, La Rioja) de Zaha Hadid para López de Heredia. Estas bodegas son unas de las más antiguas de Haro y unas de las primeras de toda La Rioja. Todo el conjunto ha sido denominado como la “Catedral del Vino” de Haro y ello se debe a la grandiosidad del exterior. Entre todo el conjunto destaca la tienda-expositor, denominada así por los responsables de la bodega, realizada por la arquitecta iraquí Zaha Hadid conocida por la plasticidad, innovación, atrevimiento y sutileza de sus obras, como demuestra en esta “escultura” que empezó siendo una restauración del stand modernista que la bodega exponía en ferias y demás eventos, para llegar a ser una estructura fija colocada en la bodega de Haro como tienda y espacio de exposiciones. Una joya de modernidad y audacia dentro de una bodega del XIX.
La Vinificación (Samaniego, Álava) de Iñaki Aspiazu para Bodegas Baigorri. Pura funcionalidad. Siete niveles diáfanos que se hunden en la tierra. Bajar por su rampa lateral es un paseo que acompaña a la uva en su viaje hasta ser vino. La bodega está oculta bajo tierra, salvo la entrada, para la que Aspiazu proyectó un cubo de cristal de 400 metros cuadrados. Fuera, 360 grados de vistas sobre los viñedos. Dentro, un lugar de equilibrio rodeado por un foso de agua poco profundo.
La Barrica (Laguardia, Álava) de Phillipe Mazières para Viña Real. Vista desde el aire, la nave de vinificación de Viña Real es una barrica cortada por la mitad. Alberga los depósitos de acero inoxidable que se usan desde los ochenta para fermentar el vino. La forma, además de simbólica, es funcional. En el centro, una claraboya crea lo que el arquitecto Phillipe Mazières bautizó como “el pozo de luz”. Dieciocho metros de iluminación natural que caen hasta la sala noble, donde reposan las barricas.
La Bodega (Logroño, La Rioja) de Ignacio Quemada para Juan Alcorta. Es un enorme entramado de pasillos y salas subterráneas. Tras una puerta de cinco metros se esconde la bodega que alberga en un mismo lugar unas 70.000 barricas, dispuestas en seis alturas. Desde la pasarela central se ilumina el horizonte. Hay persianas que suben a 25 metros, galerías acristaladas que permiten ver cómo trabajan los operarios sin molestar, luces suaves…. Por fuera es un elegante edificio que se integra en el cerro y por dentro es un impresionante productor de unos 25 millones de botellas al año.
La Cata (Laguardia, Álava) de Santiago Calatrava para Ysios. La Bodega Ysios, una nave longitudinal con techo de aluminio proyectada por Santiago Calatrava, es una de las que más turistas atraen. En un par de horas se explica el proceso de la uva y se acaba probando un vino. Es una de las construcciones más vanguardistas de la zona y destaca por la ondulación de sus tejados de aluminio con la sierra de Cantabria como fondo, en medio de un paisaje de viñas. El edificio se apoya en dos muros de hormigón armado con una separación de 26 metros entre ellos que están revestidos por lamas verticales de madera tratada con sales de cobre que trazan una línea que actúa como cerramiento y que recuerda a una hilera de barricas. La cubierta está formada por vigas de madera que apoyan sobre los muros laterales, describiendo así una superficie ondulada. El interior de la bodega acompaña la concepción vanguardista del exterior.