Se necesitaron muchas mutaciones genéticas en los pigmentos visuales, distribuidas a lo largo de millones de años, para que desde un mamífero primitivo con una vista que solo le permitía ver el mundo como un lugar borroso y de tonos muy limitados se pa
sase al Ser Humano cuyos ojos le permiten ver todos los colores del arco iris.El equipo de Shozo Yokoyama, de la Universidad Emory en Atlanta, Georgia, Estados Unidos, ha rastreado hasta 90 millones de años atrás la evolución del sistema visual que poseemos hoy los humanos y que deriva de versiones más antiguas que poseyeron nuestros ancestros no humanos. En la investigación, Yokoyama y sus colegas han clarificado estas vías moleculares a escala química, genética y funcional.
Alrededor de 90 millones de años atrás, nuestros ancestros mamíferos primitivos eran criaturas nocturnas y tenían visión sensible a la radiación ultravioleta y al color rojo, lo que les proporcionaba una visión dicromática del mundo. Hace unos 30 millones de años, nuestros antepasados ya habían desarrollado cuatro clases de genes de opsinas (proteínas clave de la maquinaria de la visión), lo que les dio la habilidad de ver todo el espectro en color de la luz visible, aunque dejando fuera a la luz ultravioleta.
La investigación se ha presentado públicamente bajo el título “Epistatic Adaptive Evolution of Human Color Vision”, en la revista académica Plos Genetics.