Sin embargo esto no siempre ocurre. En ocasiones estos elementos son representativos de nuestro pasado o poseen alguna característica relevante que hace que sea interesante recuperarlos, destinándolos a un nuevo uso que les devuelva la vitalidad.
Con el paso de los años el transporte por carretera fue ganando terreno al ferroviario y en los años 60 comenzó la demolición de parte del High Line. En la década de los 80 los trenes dejaron de circular definitivamente y los propietarios de los terrenos comienzaron a ejercer presiones para completar la demolición de la línea. Es entonces cuando surge un movimiento vecinal que aboga por la conservación del High Line y su transformación en un espacio público, que acabará por imponerse.
El año 2003 se convocó un concurso de ideas para diseñar este espacio y en 2004 se anunció como ganador al equipo compuesto por James Corner Field Operations, una firma de paisajistas, y por Diller Scofidio + Renfro, un estudio de arquitectura.
En 2006 se iniciaron las obras, que se ejecutan por etapas, para transformar esta infraestructura abandonada en parques urbanos. Actualmente aún se encuentran en marcha, pero en junio de 2009 se finalizó una de las secciones y ya se puede visitar.
Los nuevos parques no olvidan su pasado ferroviario y entre los jardines se han mantenido parte de los raíles y traviesas. Se han creado espacios de paseo y descanso a lo largo de casi 2,5 Km continuos, un trocito de naturaleza en un entorno privilegiado, mientras el tráfico de la ciudad continúa a su ritmo bajo el parque.
Si queréis más información sobre este tema os recomiendo visitar esta página: High Line y ver el siguiente vídeo.