Cuando una empresa te contacta para que diseñes su estrategia en Internet suele presentarse con un dossier lleno de datos para que los coloques en su web y los trasmitas por sus redes sociales, sin darse cuenta que el trabajo en social media no consiste tanto en informar (que también) como en impactar.
Foto por Zaldz Cayanan en Flickr (CC)
Al cliente no le interesa tanto si, por ejemplo, un martillo percutor tiene 20W más de potencia que otro, lo que le interesa es que tenga la potencia adecuada, la fiabilidad suficiente y sea cómoda de manejar, y si además tiene dos o tres gadgets que le faciliten el trabajo, mejor.
Cierto que hay que colocar los datos técnicos, pero de lo que se trata es de resaltar las sensaciones, la experiencia de uso que el cliente va a experimentar cuando agarre la herramienta y se ponga a trabajar.
Y si esto es así con una herramienta piensa en lo que esto puede suponer en servicios o productos más “subjetivos”, tales como la moda o la restauración. En sectores como estos es dónde se hace especialmente importante no solo informar sino, y sobre todo, impactar.
Porque cuando el público se vaya de la web o del perfil no se acordará tanto de los datos que vio como de la sensación que le transmitió y, en buena medida, será eso lo que inclinará la balanza.
Por ello, cuando se diseña una estrategia en social media para una empresa es importante conocerla perfectamente. Has de conocer su estructura, su filosofía, su producto, sus valores, su público objetivo, etc. Todo ello es correcto y necesario, pero por encima de todo debes conocer a sus clientes, qué opinan del producto, cómo se sienten usándolo, qué sensaciones les transmite el producto y la marca.
Sólo de esta manera tendrás un punto de partida sólido con el que enfrentar el proyecto, con garantías de poder llevarlo a buen puerto, y poder proponer una estrategia apropiada y elaborar un copy adecuado.
Porque, a veces corremos el riesgo de pensar que internet no es más que una gigantesca base de datos llena de ordenadores (que lo es), pero nos olvidamos que, tras esos ordenadores, los datos los interpretan personas, con sus gustos y sus fobias.
Me gustaría conocer tus experiencias y opiniones a través de los comentarios y me despido con dos frases de Blaise Pascal:
“El corazón tiene razones que la razón no entiende”.
“El arte de persuadir consiste tanto en el de agradar como en el de convencer; ya que los hombres se gobiernan más por el capricho que por la razón.”