La tradición cuenta que una paloma entrando y saliendo de una cueva, llamó la atención de un pastor que fue a inspeccionar la cavidad. En ella encontró la imagen de una virgen, punto en el que terminarían edificando el templo, en torno al cual creció la villa.
La primera iglesia pudo ser edificada en el siglo X, siendo substituida posteriormente por un templo románico a finales del siglo XI, del cual aun conserva los tres ábsides y la imagen de la virgen vestida en plata. Posteriormente en el XIV se substituirían las naves centrales por una única de mayor altura de estilo gótico por orden de Carlos II de Navarra, quien además donaría su corazón al templo una vez muerto, aun expuesto en el mismo.
Es este eclecticismo de estilos, más los muros fortificados que rodean el templo, lo que dota a este edificio de su particular carácter, en donde cada rincón tendrá algo en que detenerse, un mensaje que explicar y leer para aquel que quiera estar atento a ellos.
Comenzamos este recorrido accediendo a una balconada desde la que dominaremos todo el paisaje, comprendiendo a la perfección la situación estratégica de la localidad. Si tenéis la oportunidad, un día de invierno, cuando las nieblas se agarran a las riberas, es toda una experiencia ascender a Ujué, pues desde esta balconada podrás dominar un mar de nubes que no te dejarán adivinar nada, salvo la silueta pirenaica al norte y la del Moncayo al sur.Tras este espacio abierto al paisaje, nos recogeremos de nuevo en un nartex lateral del templo, el cual misteriosamente pese a parecer el principal, cae en desuso por dar la espalda a la localidad, desconozco si disfruta de uso en algún momento en particular. La portada es más sencilla, pero al tiempo monumental en su escala.Finalizando ya la ronda perimetral, terminaremos viendo la parte exterior de los ábsides del templo original y regresando a la escalera por la que ascendimos al conjunto.