Reforma: de antigua iglesia a vivienda familiar

Por Mónica López Zugasti
Soy enamoradiza... como ya os he confesado otras veces, me vuelven loca las casas restauradas, y más aún si convierten en vivienda un espacio concebido para otra cosa, como el antiguo establo holandés reconvertido en granja que os enseñé el año pasado. En él, se cumplía una característica que hasta ahora se había repetido en todos mis "enamoramientos": gran parte de la casa eran elementos recuperados de su antigua función, un detalle que, además de darles personalidad, nos hacían recordar su historia.
Sin embargo, mi último flechazo - también en los Países Bajos -, apenas cumple esta característica. Más bien al contrario, sus nuevos propietarios han transformado completamente el espacio y, si no fuera porque la planta es inconfundible, una vez dentro... ¿adivinariais que estáis en una iglesia?
Su cuidada decoración consigue que la casa comparta algo más que las paredescon la antigua iglesia: transmite paz. 
Para sus propietarios restaurar esta casa fue todo un desafío no sólo en lo que al espacio se refiere - imaginad esos techos altísimos - sino también por los recuerdos que llevaba asociados. Un espacio construido para el recogimiento y la oración debía dar paso al hogar familiar de una pareja joven con un bebé recién nacido.
El blanco, sabiamente combinado con tonos pastel - sobre todo rosa y mint -, marrones, grises y pequeñas pinceladas de turquesa, junto a la medida utilización de papeles pintados, consiguen el efecto final deseado, haciéndonos olvidar la antigua iglesia, y llenando la casa de esa dulzura que sus nuevos residentes buscaban. Pasen y vean...
El aspecto exterior de la vivienda es lo que más recuerda que fue una iglesia.
El blanco marca la tónica desde la entrada.
Los tonos pastel llegan a todos los detalles, incluso al trapo de cocina.
Las mantas y plaids, y hasta la trona siguen la pauta que marca el rosa pastel. 
El banco del comedor es el único elemento rescatado de la antigua iglesia.
Grises, marrones, rosas y verdes mint dan continuidad de la cocina-comedor, al salón.
Una cuna de madera reciclada y papel pintado con casitas de pájaro para la habitación infantil.
Apenas tres detalles turquesa en la habitación, son la única licencia al color de la vivienda.
Fotos @ Klikk.no
¿Qué os parece la reforma? ¿Os atreverías con un edificio tan emblemático? Y en caso de hacerlo... ¿hubierais recuperado más elementos de la antigua iglesia o habrías optado por la misma opción que sus propietarios?
¡¡Feliz fin de semana!!