La tartamudez es uno de los comportamientos infantiles en los que interviene la ansiedad, junto a otros más: miedos, timidez, inquietud, agresividad y situaciones de vergüenza, culpabilidad o soledad.
Una vez dicho esto para entender la etiología de la tartamudez, cabe decir que la ansiedad forma parte de la vida diaria de los niños. No tienen que llegar a ser enfermedades o trastornos a no ser que la ansiedad llegue a ser tan intensa como para hacer sufrir al niño o a la familia, dificultando el desarrollo psíquico del menor.
El Tartamudeo se clasifica en F98.5, como trastorno de las emociones y del comportamiento de comienzo habitual en la infancia y la adolescencia según la Clasificación de la CIE-10.
Se trata de un trastorno del habla caracterizado por la repetición o prolongación frecuente de sonidos, sílabas o palabras, o por numerosas vacilaciones o pausas que interrumpen el flujo rítmico del habla. Se debe clasificar como trastorno únicamente cuando su gravedad afecta a la fluidez del lenguaje de un modo importante de modo que interfiera en su rendimiento académico o en la comunicación social.
También se debe descartar siempre cualquier afectación o enfermedad neurológica que pueda estar causando esta alteración en el habla, así como si hay un déficit sensorial o motor del habla.
*Siempre antes de diagnosticar un trastorno mental, descartamos cualquier anomalía o patología médica. Y en el caso de tener sospecha, derivar al clínico especialista.
En cuanto al tratamiento psicológico, las técnicas cognitivas-conductuales son las de mayor eficacia en el tratamiento de la ansiedad. Técnicas de relajación y desensibilización sistemática pueden ayudar-les a afrontar esas situaciones donde se encuentren con mayor ansiedad. Como por ejemplo, en el caso del niño/a tartamudo/a, al hablar en público o iniciar una conversación.
Y así, habilitar el tratamiento psicológico a las características personales de cada caso.
Recomendaciones para padres de niños tartamudos (muy sencillas):
- Escuchar atentamente lo que tu hijo diga
- Deja que tu hijo complete la idea
- Evita completar las ideas de tu hijo
- Espera unos segundos antes de responderle
- Emplea 5 minutos al día para conversar con él
- Haz que las situaciones del habla sean agradables
- Respeta y quierelo