Creo que siempre he dicho que las relaciones a distancia estaban abocadas al fracaso. Bueno, siempre decía. Ahora creo que todas están abocadas al fracaso. Entendiendo como fracaso el hecho de que son finitas. Pero claro, eso no es un fracaso. El fin es parte de la vida, una especie de garantía de existencia.
Las relaciones a distancia son una obligación hoy en día. Una especie de consecuencia de la precaria modernidad. De la de tener que irse fuera a trabajar y esas cosas a las que los políticos no dan importancia. No hace falta hablar de la distancia geográfica que implica tener que emigrar, podemos quedarnos con la distancia que implica no poder tener una casa, no tener seguridad laboral para planear un futuro o no poder ir al cine porque no hay dinero para pagar la entrada. La distancia es una exigencia, no es una opción que se escoja. Como todas las cosas que no se pueden elegir, no tienen nada de positivo. (Puedes leer esta entrada)
De todas maneras la chica que me preguntaba en un mensaje creo que se refería a la “relación a distancia” típica. Siendo yo un pesimista confeso he mantenido una relación a distancia año y medio así que…es factible tenerla. Otra cosa es que “mole” porque desde luego no es una suerte dentro de los designios del caprichoso destino.
Lo primero que hay que valorar sobre la distancia es la exclusividad sexual. Se puede hablar, las videoconferencias a veces son más productivas que hablar con alguien en persona y teniendo internet en el móvil las conversaciones pueden ser fluidas. Pero no se puede follar, eso no ha tenido arreglo aunque hay instrumentos para aliviar esas necesidades. De todas maneras la exclusividad es algo a valorar no sólo en las “relaciones a distancia” sino en todo tipo de relación. ¿Hay más amor por no acostarte con otra persona? ¿Hay más amor por hacerlo a escondidas? ¿Quién lo mide?
La respuesta clásica a ese ítem es “NO, no se puede follar a otras personas”. Lo segundo que hay que valorar es la paciencia, el entendimiento, la comprensión.Aceptar que, a veces, no te contestarán. Que siempre tendrá otros planes. No convertir los instrumentos tecnológicos en un problema, el doble/triple check, la última hora de conexión o “habíamos quedado a tal hora para hablar”. Pues mira, no pasa nada. Si no habláis hoy, hablaréis mañana. Mantener una especie de tranquilidad imperturbable. Porque si se perturba hay muchos kilómetros de distancia para arreglarlo.
Lo tercero es el futuro. Mira, el futuro no existe y nunca existirá. El plazo más largo para hacer planes es un mes. No vale la pena montarse películas de cuando acabe tal, viviremos juntos en cual porque las esperanzas o ilusiones potencian la frustración. Hoy en día es difícil cumplir los planes. Así que no los hagas. Intentad disfrutar otras cosas y ya os juntaréis o no.
Creo que no existe tanta diferencia entre la distancia y la nodistancia. Que las cuestiones fundamentales por las que se acaba discutiendo son las mismas. La clave en las relaciones es que sea mejor tenerla que no tenerla. No vale eso de “vale la pena sufrir ahora porque en el futuro será mejor” porque eso sólo sirve con los estudios y con el gimnasio. Si la relación es una puta mierda ahora, es casi seguro que “dentro de un tiempo” lo será también.