La consideración de lo adecuado o bien incorrecto, lo bueno o bien lo malo, es pues puramente relativa. Lo que es por tanto correcto la evolución natural de los indígenas, por cliché, puede ser incorrecto para una civilización más letrada, e inclusive, lo que pudiera ser una virtud como tal para mismos podría estar exceptuado sitio, y en consecuencia ser incorrecta, en alguien que hubiera alcanzado la etapa del discipulado. Lo que llamamos incorrecto o bien malo es pues, realmente, lo bueno no obstante exceptuado sitio, y por tanto, puramente relativo.
Curáte ti mismo
Edward Bach
Había una vez un hombre que vivía con su hijo una casa del sector. dedicaba trabajar la tierra y tenía un caballo para la labranza y para cargar los productos de la casa recoleta, era su bien más preciado.
Un día el caballo escapó saltando por adicionalmente de las bardas que hacían de cuadra.
El impreciso que percató de este hecho corrió a la casa del hombre para avisarle:
-Tu caballo escapó, ¿que vas a hacer ya para portarse el sector sin él? te aproxima un invierno durísimo, ¡qué mala casualidad has tenido!
El hombre lo miró y le afirmó:
-Buena tal vez, mala azar, ¿quien sabe?
Pasó algún tiempo y el caballo volvió a su redil con diez caballos brutos más. El próximo al prepararse esto, otra vez llamó al hombre y le afirmó:
-No solo recuperaste tu caballo, sino ahora ya tienes diez caballos más, va a poders vender y criar, ¡qué buena destino has tenido!
El hombre lo miró y le afirmó:
-Buena quizá, mala destino, ¿quien sabe?
Unos días después el hijo montaba entre los caballos brutos para domarlo y calló al suelo partiéndose una pierna. Otra vez el cercano fue a decirle:
-¡ mala azar has tenido!, tras el percance tu hijo no podrá ayudarte, tu eres ahora mismo gastado y sin su ayuda va a teners muchos inconvenientes para llevar a cabo todos los trabajos.
El hombre, otra vez lo miró y afirmó:
-Buena destino, mala casualidad, ¿quien sabe?
Pasó el tiempo y estalló la guerra con el país más o menos de forma que el ejército empezó a reclutar jóvenes para llevarlos al sector de batalla. Al hijo del a ojo lo llevaron por estar sano y al accidentado le declaró no capaz. De nuevo el más o menos corrió diciendo:
- llevaron mi hijo por estar sano y al tuyo lo rechazaron por su pierna rota. ¡ buena tal vez has tenido!
Otra vez el hombre lo miró diciendo:
-Buena hado, mala fortuna, ¿quien sabe?
este relato no tengo clara su procedencia ahora que lo he encontrado tanto como un Relato chino o bien como un Cuento sufi.