Relato: El big data destrozó la medicina.

Por Doctorcasado



Andreas Vesalius, grabado de su libro "De humanis corporis fabrica", vía BBC

If you torture the data enough, they will tell you anything! (reminds me of my Ph.D. seminars! :-) Stephen Brobst #TUGMadrid2014
— Enrique Dans (@edans) November 19, 2014


El algoritmo era hermósamente complejo. Un monstruo de ecuaciones capaz de adentrarse en las profundidades de datos que enormes ordenadores almacenaban provenientes de incontables sensores y cientos de miles de terminales que codificaban cada variable, cada interacción de la persona con el medio y con los profesionales sanitarios, cada respiración.
Atrás quedaron aquellos médicos humanistas que ejercían la ciencia y el arte de contemplar con precisión a un ser humano en tiempo de enfermar para devolverle después el reflejo preciso que le permitiera reconocer su imagen en el borroso espejo de la enfermedad y poder salir así del laberinto. El algoritmo era inflexible, no contemplaba la posibilidad de la sutileza o la mediocridad. No había compasión en su estructura matemática. El fantasma de Vesalio podía por fin descansar en paz. El espíritu de sus libros finalmente se había encarnado en algo más elocuente que sus ilustraciones, algo más despiadado que una disección anatómica. El sistema de inteligencia semántica artificial era capaz de describir patrones de salud y enfermedad analizando cualquier tipo de dato personal; unas pocas fotos, un perfil de Twitter y un registro médico electrónico bastaban. Con un teléfono móvil personal se podían hacer maravillas, y cruzando las bases de datos personales con sondas de internet profundo el sistema era capaz de generar un avatar un 99,99 % coincidente con el sujeto original. La humanidad alcanzó un punto de ruptura abriéndose caminos que tal vez no deberían haberse iniciado jamás... pero esa es otra historia.