Semana 33
Extraterrestre / Ratón
Eelynn Cuellar
Volver A Casa
Regresar a casa, eso era lo único que deseaba desde hace mucho. Incluso mi familia se burlaba de que parecía E.T. —ese extraterrestre chistoso al que se le encendía un dedo— cada vez que hablaba por teléfono con ellos, era inevitable que cada vez que lo hacía me pusiera a llorar, los extrañaba demasiado y tenía depresión a pesar de que solo habían pasado unos meses, pero irme a vivir lejos de ellos y solo, sin conocer a nadie fue una completa locura, creo que era el momento de independizarme y probar nuevos caminos.
Era lo correcto para mí, de eso no tenía duda, pero llegó ese momento en que el agobio de no contar con nadie cercano me superó. Tampoco voy a negar que no tuviera amigos, porque estaría mintiendo, eran pocos pero no era lo mismo. Así que un día llamé a casa y les dije: no puedo más, me regreso, ¿Me aceptas de nuevo mamá? Sabía que no debía preguntar, o mejor dicho ya conocía la respuesta, aunque la familia ya hubiera aumentando considerablemente, siempre tendría un lugar en el hogar de mis padres, son de gran corazón y cada hijo que se ha ido, lo reciben con los brazos abiertos y muchos de mis hermanos hasta con familia lo han hecho.
Mi mamá solo me respondió que sabía que su ratón aventurero un día regresaría, siempre he sido muy inquieto y no era la primera vez que me lanzaba a la aventura y dudo que está sea la última vez. Quizá al ser el más pequeño —de tamaño, no de edad—, me han dado más libertades que a mis cientos de hermanos y en la madriguera la única habitación que nunca se ocupa es la mía, soy el consentido aunque no lo quieran reconocer, pero siempre que viene a revisarme el doctor, lloran un poco a escondidas y luego aparecen en mi recámara con un gran trozo de queso por ser un buen paciente.