Religión Fenicia

Por Enrique @asurza

Las fuentes sobre la religión fenicia son múltiples y provienen de varias ciudades. Existen dos grandes grupos de datos para el estudio de la religión fenicia:

Los extraídos de los textos de Ugarit. Estos nos informan sobre los poemas épico-mitológicos que precedieron a la época fenicia. La religión ugarítica se define como oeste-semítica, como cananea y debió influir notablemente en los demás pueblos semitas en la época de transición del Bronce al Hierro.

La segunda fuente importante que revela la vida religiosa fenicia, la constituyen los trabajos de Sancuniatione, sacerdote fenicio de la ciudad de Beritus, que en torno al siglo XII a. C. expuso en sus escritos la concepción fenicia sobre la creación del mundo.

El problema de estos dos grandes grupos de datos es que dan dos visiones de la religión muy diferentes, ya que corresponden a épocas muy alejadas cronológicamente.

El material para la reconstrucción de la religiosidad fenicia es abundante en apariencia pero, en realidad, limitado. Hay información de nombres y conceptos de divinidades, pero apenas se conocen las formas de culto, oración, templos y mitología. Considerando que fueron los fenicios el puente entre Oriente y Occidente, está claro que Fenicia fue el origen del Panteón de Cartago y que a través de Cartago, pasaron las ideas religiosas orientales a Occidente.
Como característica primordial, en el panorama religioso fenicio, destaca su falta de homogeneidad, posiblemente debido a las numerosas aportaciones e influencia de las culturas africanas y orientales (Egipto, Libia y Mesopotamia).

Las divinidades

El fraccionamiento geográfico y político de Fenicia se refleja en su religión, en la que se encuentran como características esenciales:

Biblos

La primera gran ciudad fenicia fue Biblos conocida ya en el III Milenio a. C. Del II Milenio se conoce el templo de Rashap (Reshep en pronunciación hebraica), también llamado Templo de los Obeliscos porque en su patio se encuentran numerosos obeliscos. La gran diosa de Biblos era la Ba'ala. Gubal, nombre que significa Señora de Biblos. Era la diosa principal de la ciudad. Se la identificó con la Inanna de los sumerios, la Ishtar de Babilonia y Asiria y la Isis egipcia. Su nombre estaba presente en Ugarit y en cananeo recibía el título de la misericordiosa.
Su misión preeminente en Biblos era la de diosa de la fertilidad de la tierra o de la agricultura y, finalmente, de la fertilidad humana.
Las plegarias a la Ba'alat Gubal de los reyes de Biblos se repetían continuamente. Su iconografía tiene una gran similitud con la Hathor-Isis egipcia.
A veces al culto de la Ba'alat Gubal se le asociaba un Ba'al. En las inscripciones del siglo X a. C. una sola vez se le asocia a Ba'al Shamen, Señor de los Cielos y a la Asamblea de los Santos dioses de Biblos.
Por lo demás, no se puede mantener con la documentación que poseemos, que en Biblos se adorase a una triada compuesta por El o Ba al Shamen, la Ba'alat de Biblos y un joven dios que sería Adonis ni hablar sistemáticamente de triadas adoradas en las ciudades fenicias aunque, esporádicamente, existan en alguna de ellas.

Sidón

La diosa femenina de Sidón es Ashtart ( Astarté), que habitaba en esta ciudad con sus sacerdotes, en un templo y era honrada por sus reyes, que se califican en su titulatura real como sacerdotes y sacerdotisas de la diosa. Astarté es una diosa paralela a la Ba'alat de Biblos. También era diosa de la fecundidad y se identificará posteriormente con la Afrodita griega.
La gran divinidad de Sidón fue Eshmun, que a diferencia de los dioses anteriores, no se conocía antes. Es citado en el siglo VI a.C. por primera vez. Siempre se le denomina Príncipe Santo (como se le menciona por primera vez en el tratado entre Asarhaddon de Asiria y de la ciudad de Tiro, para la construcción de un templo).
También su identificación es incierta. Puede ser una especie de Asclepio y también está relacionado con el ciclo natural de la vida y la muerte, aunque su función principal parece ser la de dios sanador.

Tiro

Tenemos pocas noticias sobre los cultos en Tiro. Milkart o Melkart era el dios principal de la ciudad, la etimología de su nombre significa Rey de la ciudad.
En una inscripción votiva bilingüe greco-fenicia de Malta se le llama Ba'al Sor o Señor de Tiro y en el texto griego de una inscripción Heracles Arkhégètés. Su carácter y funciones son análogas a las de Adonis y Eshmun. Incluso está comprobada una festividad en Tiro cuando tiene lugar la resurrección del dios, en primavera.
La importancia de Melkart fue tal que el mismo Alejandro Magno fue a sacrificar a su templo.
Melkart comparten los cultos en Tiro con la diosa Astarté, Anat, Eshmun y también se citan como adorados en esta ciudad varias formas de Ba'al como Ba'al shamen ( Señor de ios cielos) y Ba'al Sapon Señor del monte Sapon, montaña sagrada que se cita en los textos de Ugarit.
En la época de la expansión fenicia, este pueblo tomó elementos religiosos de las culturas con las que entró en contacto, al tiempo que se extendía el culto a los dioses fenicios. Finalmente, se dará culto en todo el mundo clásico a los mismos dioses, aunque con diferentes nombres.

Templos y santuarios

Los más antiguos lugares de culto fenicios se encuentran en Biblos y Ugarit fechados en el Bronce Medio y son de tres clases: Recintos cerrados, capillas al aire libre y los lugares altos, bamah o altares sobre las montañas, de los que el Antiguo Testamento hace numerosas menciones y a veces se representan en las monedas fenicias.
Así. una moneda de Biblos del siglo III d.C. representa un obelisco piramidal encerrado en un cercado. En Occidente, los templos en cambio solían ubicarse a veces en tierra llana, junto a los puertos y también en montes.
El tophet, ya de época púnica, era el recinto de los sacrificios humanos. El más conocido es el de Tanit, en la colina de Salambó (Cartago), donde se han encontrado numerosas urnas con restos de niños quemados, de edades de hasta los doce años, pero los más abundantes corresponden a menores de dos años, y fetos (aunque existen muchas teorías sobre este tipo de sacrificio, llamado molk).
Aunque estos sacrificios humanos se practicaron en la religión fenicia, pronto se tendió a sustituir a los niños por corderos, como refleja el Antiguo Testamento en el sacrificio de Isaac. En época cartaginesa, parece ser que se reservaron estos sacrificios para ocasiones especialmente peligrosas para la ciudad, en las que se necesitaba una mayor protección de los dioses.
Eissfeld ha demostrado que el nombre de Moloch, terrible divinidad púnica, a la que se ofrecían niños para ser quemados, viene de una mala lectura de la palabra MOLCHOMOR, que es el nombre del sacrificio molk seguido del de cordero, por lo que dicha palabra molchomor significa sacrificio del cordero. Los sacerdotes se sucedían en varias generaciones de la misma familia, lo mismo que las sacerdotisas. Pertenecían también al servicio del culto los escribas, los músicos, los barberos sagrados y los muchachos y las muchachas que ejercía la prostitución sagrada como ofrenda religiosa a estas divinidades de la fecundidad, en las mismas dependencias del templo.

Costumbres funerarias

La inhumación era la más corriente de las formas de enterramiento, sobre todo en la época más antigua, la incineración es utilizada, aproximadamente, desde el siglo XVIII hasta el XII a.C. como vemos en Moyta, donde las tumbas más antiguas, que corresponden ya a este periodo, son de incineración. La mayoría son tumbas de pozo excavadas en la roca. En suelos no rocosos las tumbas están excavada en la tierra.
También utilizaban los fenicios, sarcófagos antropoides, de una pieza aunque otras veces eran de varias. Los sarcófagos decorados indican una burguesía adinerada. En las tumbas se depositaba un ajuar funerario (son más ricas las tumbas más antiguas) con cerámica, vasos metálicos con alimentos y bebidas y pequeños recipientes de madera, marfil, vidrio, perfumes, cosméticos, peines, cucharillas, navajas etc.
También hay en las tumbas, joyas, agujas, vasos biberón y huevos de avestruz, decorados y pintados estos últimos de ocre por dentro, tal vez como símbolo de vida o renacimiento, por ser el rojo el color de la sangre y por tanto, de la vida.