La alergia suele manifestarse como una reacción defensiva que toma el organismo frente a la exposición de un agente alergénico nocivo para el mismo. Las vías de contacto de un agente alergénico con el cuerpo son variables, pudiendo ingresar por la piel (contacto directo), por las membranas mucosas, a través de la circulación de la sangre o por el tracto digestivo (con los alimentos). Los agentes que producen alergia más conocidos en la actualidad son el polen de abejas, los cosméticos, algunas vacunas y medicamentos, la leche, los huevos, trigo, pescado, chocolate, tomates y otros alimentos astringentes.
Para saber si se es alérgico a un alimento o a una determinada condición ambiental no bastará con un único consumo, dado que la alergia solo se desarrolla con la exposición continuada y frecuente. Si tenemos que combatir una alergia que se origina por la alimentación lo más recomendable es ir eliminando diferentes alimentos de forma secuencial para poder identificar cuál es el que está causando la molestia (se recomienda discontinuar los productos con colorantes y saborizantes artificiales).
Las condiciones ambientales, por lo demás, se pueden sanear con la instalación de un purificador de aire y un humidificador. En ambientes cerrados se recomienda evitar la acumulación de polvo (al limpiar se puede utilizar un protector o máscara facial).
Uno de los remedios naturales que podemos utilizar para combatir la alergia es el ajo (consumirlo sobre todo en estado crudo, incorporado a diferentes ensaladas). Para alergias ambientales se puede aprovechar una infusión en la que se incorporan, en partes iguales, las siguientes hierbas: llantén, ortiga, eufrasia y eupatorio. Se vierte una cucharada de esta mezcla por cada taza de agua. Hervir por 4 minutos, dejar reposar, filtrar y beber la infusión (la dosis recomendada es de unas 3 tazas al día).