El entusiasmo de Remedios Zafra, entre otras muchas consideraciones, es la crónica íntima y personal de Sibila (un personaje con el que la autora proporciona a su obra de unas mayores dosis de realidad y cercanía a sus ideas). La crónica del fracaso y caída de los entusiastas a los que se alude en este ensayo de una forma permanente, como si ese concepto fuera el leitmotivque camina por una cuerda floja entre la realidad y el deseo, es el testimonio mudo y el reflejo de una época: la digital. Una época que condena al individuo frente a la máquina y le aleja de sí mismo. No vivimos en soledad sino en sociedad, y explorar esa frontera es una de las propuestas que surgen a lo largo de las páginas de este ensayo que lucha por encontrar una luz que nos proporcione la esperanza suficiente para seguir nuestro camino. ¿Qué es mejor ser frutera o filósofa? ¿Existe la posibilidad de fusionar ambas? Quizá sí, si llamamos Filosofía a nuestra frutería e insertamos citas que nos hagan pensar entre los kilos de fruta que sirvamos a nuestros potenciales clientes. Así, la lucha por salir hacia adelante lleva a la autora, a formular no sin razón y con unas buenas dosis de crítica, su atención hacia ese hombre fotocopiado al que se refiere cuando critica la zafiedad académica presente en la universidad española. Tanto es así que la autora nos plantea la imposibilidad del cambio: «… los cambios precisan transformaciones de los agentes que hacen la academia o de sus maneras de pensar. Y no es fácil cambiar para quienes ostentan el poder porque ya lo tienen.» A lo que nos contrapone un rayo de luz: «El poder del arte radica en el poder de movilizar “íntimamente” nuestra imaginación y nuestros deseos». Imaginación y deseos que también aborda cuando explora su incidencia en la vida digital de los entusiastas, esos seres recluidos en pequeñas habitaciones alejadas de la realidad material del otro y de su cuerpo, de la cercanía y el roce, y que se encuentran esclavizadas por la eterna espera por mucho que el amor cibernético sea vivido con la misma intensidad que el carnal. Todo es aparentemente material en la vida del entusiasta, salvo la posibilidad de disfrutar de un simple abrazo.
Remedios Zafra no se arremeda frente al mundo y lanza sus ideas sobre la precariedad del trabajo creativo en la era digital a la que hace referencia en el título de este ensayo, y se muestra más beligerante, si cabe, a la hora de hacerlo desde un punto de vista feminista con el que trata de romper ese visible cordón umbilical que une a las mujeres con una cultura feminizada por el escaso valor del empleo y su precariedad.
Ángel Silvelo Gabriel.