Renders, mentiras y transparencias de vidrio

Por Dmccad @dmCCAD

Recientemente se ha comentado bastante un enlace publicado por la revista Yorokobu, con unas imágenes bajo el título de “los renders de los años 30”, y se ha incidido en la veracidad, o más bien en la calidad y en la falta de engaño, en contraposición con los actuales “renders” que tanto nos hemos acostumbrado a ver.

Por otro lado, el genial Jaume Prat ha hecho una crónica a la altura habitual de sus textos sobre el trabajo pictórico del también (en otro orden. Disculpa, Jaume) genial arquitecto Mario Corea a partir de una exposición de su trabajo gráfico.

Cada vez creo menos en las casualidades, la verdad. El caso es que esta sincronía ha coincidido con un par de párrafos que tenía ya perfilados sobre este tema (en ampliación de entradas anteriores de este blog), así que aprovecho para destapar el tarro.

Dibujo de Jean Giraud-Moebius, a quien sí se debería estudiar en la escuelas.

Lo primero que me gustaría recalcar en esta (espero) breve nota, es redundar en mi anterior post (enlace) donde explicaba el mal uso que se le da a la palabra inglesa “render”. Hablando con propiedad, sí: aquellas imágenes de los años 30 son renderings en toda regla. Ahora bien, los comentarios sobre los dibujos del artículo de Yorokobu en twitter son más que exagerados: sinceramente, los dibujos ni tienen una calidad gráfica subyugante, ni describen espacios arquitectónicos con un mínimo interés. Por otro lado, Jaume, en su artículo, generaliza e idealiza un pasado en contraposición con el presente informatizado, si bien matiza que algunos sí son capaces de conseguir resultados interesantes hoy en día. Pero no dice quién (y me encantaría saber en quién está pensando), lo mismo que no dice que antes del uso del ordenador, ocurría ya como ahora: la inmensa mayoría de los dibujos que se hacían eran malos. La mayoría de los de entonces serían infinitamente mejores que la mayoría de los que se hacen hoy en día, sin duda, pero es que ya no se dibuja, y lo poco que se dibuja, se dibuja mal.

Lo mismo que tenemos mala letra.

Por lo que parece, Mies no destacaba por sus habilidades con el lápiz.

Ciertamente me cansa ver cómo se adulan dibujos mediocres o muy malos sólo porque los hace algún arquitecto de moda. Cansado de ver imitaciones del trazo de Alvar Aalto porque nos encanta la línea temblorosa, “porque denota tensión”, “por su intimidad”, por que bla bla, cuando la mayor parte de las veces oculta impericia para hacer un trazo firme (ojo, que los dibujos de Aalto SON buenísimos). Cada cierto tiempo se ponen de moda los dibujos o estilos gráficos de un arquitecto y se copian sin reparo. Cuando la realidad es que aquellos a quienes admiramos, casi con toda seguridad, han tardado décadas en depurar un estilo que a ellos les sirve: copiarlo no vale, es tan falso como darle al botón de “render” en maxwell y esperar que por arte de magia salga una imagen hiperrealista con todo lujo de detalle. Hace falta mucho, muchísimo trabajo previo. Picasso, Klee, Kandinsky, Mallevitch, El Lissitzki, De Kooning, Miró o Saura antes de llegar a abstracciones impensables, sabían dibujar cualquier cosa a la perfección.

Dibujo de Alvar Aalto

La mala calidad media de los trabajos gráficos (y ojo, hablemos también del dibujo técnico) de hoy en día se debe, primero a los tiempos cada vez más breves, a la necesidad de celeridad, pero también a la falta de dominio de las herramientas. A confundir el hecho de que porque algo esté hecho con tal o cual aplicación ya tiene que ser bueno (o suficiente). Y al rápido y fácil asombro que producen cierto tipo de imágenes (¿Cuál es porcentaje de conocimiento de autoCad, 3DS Max y Photoshop, por citar los más conocidos?) Y también se debe a que no se nos enseña apropiadamente a utilizar el elemento gráfico como lugar de reflexión, sino como resultado en sí mismo: comentarios como “sección sugerente”, en realidad encierran un placer visual en lo formal del dibujo, y no un análisis de lo expresado.

En cuanto a lo que comenta Jaume, no creo que el hecho de hacer un modelo 3d anule la capacidad de pensar en una imagen con la que explicar el proyecto. Conozco arquitectos que hacen sus proyectos con base en una perspectiva borratajeada en un trozo de papel… Creo, como apunté en el post al que he hecho referencia, que simplemente se confunde lo narrativo con lo discursivo y se cambia los papeles a imágenes que deberían ser otra cosa, y al final, ni el autor sabe lo que está mostrando, ni lo que quiere contar. O pretende contar demasiado en una sola imagen, o demasiado poco. Se piensa que hacer muchas fotos a una maqueta es mejor que hacer sólo una bien seleccionada y cuidada. Pero no tiene nada que ver con el 3D.

La condensación gráfica-propositiva-discursiva de los análisis gráficos de Zaha de hace unos cuantos años son, indudablemente, muy interesantes.

Acuarela de Juan Manuel Báez, profesor de un servidor de Análisis de Formas I.

En mi Escuela, los primeros años, el uso del ordenador era todavía un futurible, luego pasó a estar manifiestamente prohibido, y posteriormente se pasó a la inevitable aceptación. Curiosamente, en clase de Análisis de Formas I (la única asignatura de dibujo en toda la carrera-sonrojante) jamás vimos un dibujo hecho con ordenador. Sí en Dibujo Técnico, también en primer curso, aunque siempre se nos mostraba con la etiqueta de la duda, del miedo a lo desconocido, bajo la sombra de la malicia. Mientras, dibujábamos estatuas con carboncillo o ciudades ideales al estilo Canaletto.

Mi teoría es que el lápiz y el pc son esencialmente la misma cosa: una herramienta. Se usaba mal antes y se usa mal ahora. Esto, unido al hecho de que ahora no sólo se produce mucho más que antes, sino que tenemos acceso inmediato a ello, puede hacer que parezca desequilibrada la balanza. Quizá lo sea sólo en cantidad.

Steven Holl dibuja y pinta como parte de su método proyectual. La perfecta expresión de lo gráfico como herramienta.

Aprendemos recetas (o nos las inculcan), y nos conformamos con ellas. No se nos enseña a producir diferentes resultados con la misma herramienta, cuando cada proyecto, cada idea dentro del mismo proyecto incluso, puede necesitar una expresión diferente (¿no usamos plantas y secciones? sí, pero porque obliga el pliego…).

Quiero apuntar un detalle que a veces olvidamos al mirar dibujos, infografías, incluso fotografías: La imagen de arquitectura NO es arquitectura. Nos permite hablar de ella o pensar en ella, pero no son más que una herramienta para que nuestro cerebro reciba datos, que están en el mismo nivel que el texto que acompaña a la imagen. Por eso sostengo que una imagen sin texto al lado no tiene valor en arquitectura, y fuera del entorno de un museo (donde se rotulan muros enteros para enmarcar la exposición) casi cualquier tipo de imagen artística tampoco. Creer que el lector va a interpretar lo mismo que el autor es mucho, pero que mucho suponer. Si un texto es interpretable, ¿cómo no lo va a ser una imagen?.

Obra de Juan Navarro Baldeweg. Otro “arquitecto que pinta”, como dice Mario Corea. Ignoro la influencia de la pintura en su proceso de trabajo.

Como aclaración a todo este texto querría aclarar que mi perspectiva es, lógicamente, muy personal, muy concreta. Lo es porque aprendí a ser niño dibujando, soñé con ser adulto haciendo cómics, empecé a estudiar arquitectura porque quería dibujar mucho, y aprendí a entender el mundo y a mí mismo pintando miedos, esperanzas y dudas en papeles y lienzos. Para mí la expresión gráfica es mucho más que un vehículo de comunicación. Sufro el miedo al papel en blanco porque cada vez que me enfrento a uno sé que una parte de mí se me va a escapar, y nuca sé cuál. Supongo que es un deporte de riesgo.

La imagen destacada de esta entrada es obra del autor del blog, titulada “La gente y la Ciudad 01, NY”, acrílico, tinta y collage sobre papel.

El resto de imágenes se han encontrado a través de google. Si alguien detecta algún error o conflicto de derechos, por favor póngase n contacto con CCAD paras solventarlo