Día de exposiciones, como he dicho en mi anterior post. La siguiente muestra, que vi por la tarde, "Renoir entre mujeres", en la Fundación Mapfre (edificio Garriga Nogués) estaba bastante más concurrida de gente que la anterior exposición la cual cosa me satisface en el sentido que hay un interés en este tipo de eventos que pueden ayudar a fomentar el arte. La muestra me ha parecido también otro goce de sensaciones , aunque tengo que decir que Renoir no es precisamente uno de los artistas del impresionismo que más me atraen, prefiero Manet, Monet, Degas, Pisarro o Toulouse- Lautrec, por citar algunos. Sobre esta opinón muy personal puedo decir que me parece a veces un tanto carrinclón, con esas mujeres sonrosadas de vello aterciopelado, con sus gatitos de mirada risueña, algo banales; para mi gusto muchos de sus cuadros me resultan demasiado "vaporosos". Sin embargo, más que su genialidad como creador, admiro su gran oficio y su personal visión pictórica y lumínica; esa pincelada fragmentada a base de pequeñas líneas que se cruzan lo convierten en un inconfundible icono del impresionismo. Sin duda, el mayor logro de este artista es ese amor que siente y transmite del universo femenino, plagado de flores y atuendos, de quahaceres triviales; esa admiración por sus formas y ese afán de plasmar la textura de la piel femenina y la luz del sol que se filtra dulcemente a través de las hojas de los árboles; paisajes etéreos que se funden con sus féminas desnudas como si ambas, naturaleza y mujer, fuesen parte de la misma esencia. Confluyen en esta galería todo tipo de mujeres, cuando no son modelos, casi siempre de clase social alta ; mujeres sensuales, jóvenes todas ellas, dispuestas en su mayoría a seducir al espectador; elegantes parisienses y modelos exuberantes, madres con sus niños, muchachas inocentes, siempre en actitudes naturales, ya sea posando, jugando con sus hijos o tocando un instrumento; sabe transmitir a lo cotidiano una naturalidad celestial. En cuanto a sus retratos propiamente dichos se nota su gran oficio, en especial en los de primera época, menos vaporosos.
A pesar de que parte de su obra me resulte a veces demasiado melosa, muchas otras telas son las de un incuestionable gran maaestro. Especialmente me encantó "Una muchacha leyendo", el "Retrato de Mme. Darra" y "Camino en cuesta de hierba alta" (ver imagen más abajo). A destacar, su obra monumental, Ball au Moulin de la Galette, que sin lugar a dudas es su gran obra estelar: una multitud de gente alegre, desenfadada, sonriente y tal vez algo frívola, ríen y hablan en plena urbe de París; se oye el bullicio, se mueven las figuras, todas ellas se relacionan unas con otras ya sea en el baile, en la conversación o en gestos variados y espontáneos; espectacular el dominio de la pincelada que modela las figuras y transmite movimiento mientras que la luz del sol ilumina los cuerpos a través de las hojas de los árboles ¡Bellísimos esos toques de luz magistralmente colocados! Os paso una selección de algunas de las obras que he podido contemplar en la exposición.
Además de la obra pictórica de Renoir también podemos ver algunas de sus esculturas y otras obras de pintores de su tiempo como Vincent Van Gogh, Maurice Denis, Edgar Degas, Pierre Bonnard o Pablo Picasso... casi nada, y también varias obras excelentes de la época parisina de un pintor nuestro: Santiago Rusiñol. Sin duda una época estelar y privilegiada para el arte.
Sin duda otra exposicion que no hay que perderse y también sin excusa para los que no tiene un duro: la entrada es totalmente gratuita. Por si fuera poco, el solo hecho de visitar este edificio modernista (Casa Garriga Nogués), en pleno centro de Barcelona, ya es un viaje al interior del arte ¡No os durmáis que esta exposición finaliza el 8 de enero!