Pues ya es Enero, época difícil en que muchos estarán aún pasando factura después de grandes comidas y celebraciones. Embuchados, con algún kilo extra, con más de un regalo con el que no sabremos qué hacer, y de vuelta al trabajo después de unas cortísimas vacaciones exprés, en las que entre turrón y cava, poco más habremos podido hacer.
Con los bolsillos vacíos (excepto para algún afortunado al que le haya tocado la lotería), es la llamada cuesta de enero. Por eso hoy, más que nunca, hemos decidido aportar a este blog de decoración un poco de manualidades. Hoy evitaremos las compras y os mostraremos algunas posibilidades para que podamos renovar un antiguo mueble. Nos adaptaremos así al reto-facilísimo mensual, con el más que acertado tema que nos ha propuesto Los versos y Reversos para este mes: algo viejo, algo nuevo.
Y es que en varias ocasiones, en posts anteriores, os hemos hablado de la posibilidad de restaurar algún viejo mueble, para lograr así un espacio con un acabado de estilo rustic-chic o vintage. Por ejemplo, aquí os hablamos sobre recibidores, y aquí sobre ésta fantástica mesa. Nuestra intención, no es mostraros sofisticadas técnicas de restauración, ni mucho menos. Nosotros iremos a lo más sencillo posible, apto para los menos hábiles, los más vagos, o los que disponen de poco tiempo y recursos. ¡Como nosotros! Por eso, os mostraremos pequeños trabajos que hemos hecho nosotros mismos, sin experiencia alguna.
Bien, supongamos que ya tenemos un antiguo mueble, antiguo o viejo, que bien hemos rescatado de algún lugar, nos ha dado algún conocido, o hemos comprado en alguna tienda de segunda mano. Entonces, ¿qué opciones os proponemos?
Para empezar, lo más sencillo de todo, un simple lavado de cara para transformar algún mueble viejo, de aquellos que nos recordarán a la casa de nuestros abuelos y que ni por asomo pondríamos en nuestra habitación: una mano de pintura. Así lo hicimos con los muebles de nuestro dormitorio. Al cambiarnos de piso, y disponer de poco presupuesto, reciclamos los antiguos muebles (que por cierto, eran más regios que muchos de los modernos) con una simple mano de pintura. Usamos una pintura al agua blanca, un pincel viejo, obteniendo un sencillo efecto decapado o envejecido. Se recomiendo un ligero lijado de la madera, para aumentar la absorción de la pintura. Un sellado final la hará más resistente. Nosotros, no hicimos ni una cosa ni otra, pues la cómoda y mesitas tenían un cristal en la parte superior. Eso sí, hemos comprobado que sin ese cristal, con el roce de las cosas la pintura salta fácilmente.