R.M. de Loera
Logramos ver ese miedo que tanto Eden que tiene TOC y de Antonie Avikar con la ansiedad y alguna fobia que no recuerdo en este momento, del cómo deben afrontar día con día, del cómo esto les afecta a la hora de relacionarse con los demás y llevar una vida “normal”, y al mismo tiempo ellos nos logran enseñar que querer es poder y siempre y cuando tengan todo en su “lugar” ellos pueden crecer, relacionarse casi como cualquier persona, pero cualquier alteración en su orden, aunque sea mínimo puede afectarlos de tal manera que nos sorprenderán su forma de actuar.
Eden a pesar de que sus padres le cortan un poco las alas y la mantienen a salvo en una burbuja, ella les demuestra que es mucho más fuerte de lo que creen y decide mudarse lejos de casa, consiguiendo no solo un trabajo estable, también el amor a pesar de todos los obstáculos que se van encontrando ambos, por el trabajo, la propia familia y algunas otras cosas más.
Vemos un gran crecimiento de ambos pero mucho más de Eden y la autora logra plasmar todos esos sentimientos que ellos van sintiendo de una manera muy fluida y logramos ver grandes personajes, bien construidos así como las situaciones que vamos leyendo.
Desde el principio me enganchó y logré sentir muy reales a nuestros protas, la autora tuvo el acierto de tratar temas importantes y algunos duros como la fobia y lo que tiene que pasar Antonie, con mucha sensibilidad y tacto y demostrarnos que estos trastornos son reales y se padecen más de lo que muchos creemos. En este aspecto es dura la trama, pero está tan bien llevada que incluso no deja cabos sueltos y nos enseña las personas que a pesar del sufrimiento son capaces de seguir avanzando y consiguiendo en lo que creen y desean.
Una lectura que me ha sorprendido y recomiendo mucho, no quiero ahondar mucho en la trama, ya que me parece es de esas historias que todo mundo debería leer y descubrir este mundo.