Vivian Rael-Lamont lleva una apacible vida en Penzance - un pintoresco pueblito inglés - como proveedora de exóticas flores para la comunidad. A ojos de la sociedad, ella es una joven viuda que no pasa de los treinta y cinco años, trabajadora y honrada. No obstante, cuando un actor de la compañía shakesperiana de teatro la chantajea, amenazando con destruir la reputación que con tanto trabajo se ha labrado, Vivan no puede quedarse de brazos cruzados ni dejar que los oscuros secretos de su pasado arruinen su imagen de buena vecina.
Pero, ¿qué es lo que ese actor de poca estofa busca en alguien como ella? Aunque no encuentra mucho sentido a la petición, lo que el comediante anhela no es otra cosa que un soneto firmado por el mismísimo William Shakespeare, cuyo único ejemplar se encuentra en manos del poderoso duque de Trent. Vivian tiene dos vías para obtenerlo: comprárselo o seducirle para robarlo.
William Raleigh, duque de Trent, es un hombre que ha pasado los últimos años condenado al ostracismo por la sociedad. Acusado de haber asesinado a su esposa, casi no se deja ver en el pueblo y pasa sus días atendiendo negocios desde su mansión. Sin embargo, eso no ha sido impedimento para que su imagen siga proyectándose como oscura y tentativa, tal como lo pudo comprobar Vivian al hacerle una visita. Desde que escucha la propuesta de la dama, sabe que hay gato encerrado en aquella situación. ¿Es posible acaso que una mujer que vive vendiendo flores sea capaz de adquirir semejante tesoro? Will es consciente del riesgo que se corre, pero pese a ello, intenta seguirle la corriente: accede a la venta con la condición de disfrutar de la compañía de la viuda el tiempo que él considere pertinente. Y eso significa compañía en todo el sentido de la palabra.
Vivian accede porque no tiene elección. O tal vez porque el duque irradia alguna clase de magnetismo que tira de ella hacia Will, sin poder resistirse. Como fuera, tendrá que frecuentarlo tanto como sea necesario, hecho que hará que surja algo entre los dos.
- Si no empiezas a llamarme "Will", Vivian, no volveré a besarteFue el turno de Vivian de echarse atrás- ¿Y cree que quiero que lo haga? - le desafióÉl hechó un breve vistazo a su derecha antes de posar sus ojos en ella- Lo creo.
¿Logrará Vivian obtener el manuscrito? ¿Caerá Will en el engaño o descubrirá la farsa? ¿Qué es lo que realmente esconde la señora de Rael-Lamont que no puede ser develado?
Soy sincera cuando digo que las primeras páginas de la historia no lograron engancharme. Me gusta la novela histórica y más si a ello se le agrega romance, acción, una pizca de misterios y, por qué no, uno que otro asesinato que complican la trama, tornándola interesante. No obstante, no encontré mucho de eso en Dulce Pecado; sentí que la novela fuera muy... superficial. Ya desde comienzos el lector sabe quién es el chantajista (aunque la revelación sobre su verdadera identidad sorprende al final), lo cual quita cierta emoción a la narración. Otra cosa es el ritmo: había ocasiones en que parecía que la historia aceleraba demasiado y otras, que demoraba mucho en algunas escenas.
Felizmente amor si hay, bastante. Tensión sexual también. Disputas que no hacen más que acercar a nuestros protagonistas. Y secretos, muchos de ellos.
La mezcla utilizada por la autora es una de las que casi siempre dan buenos resultados. Esta vez le faltó un poquitito más, quizás quitar algunas explicaciones que resultaban tediosas o agregar más palabras románticas y menos miradas hostiles. No obstante, he de reconocer que la historia tiene unos cuanto giros bastante inesperados, lo que le salvó de quedarse relegado en mi lista de lecturas.
En conclusión, la Trilogía del Duque no comenzó tan bien como esperaba (no quiero decir que haya sido mala), pero no por eso voy a dejarla de lado. Probaré con la segunda entrega, titulada "Un romance escandaloso" cuyo título me llama demasiado y espero no defraudarme.
Puntuación:
Dulce Pecado
Adele Ashworth
Editorial Versátil
416 páginas
Trilogía Duque (1 de 3)
ISBN: 978-84-92929-00-9