Autor: Chuck Palahniuk
Ilustrador: Cameron Stewart
Portadista: David Mack
Colorista: Dave Stewart
Páginas: 278
Cuando mi novia me comento sobre la posibilidad de conseguir esta novela gráfica, dije que si de inmediato, recordando lo mucho que había disfrutado la película, recordando su acción, drama y crudeza, además de ver múltiples cuestiones sociales, culturales, psicológicas y hasta existencialistas puestas en juego en un poco más de dos horas de vídeo. Y con esto debo aclarar que solo vi la película y que, luego de leer este comic, me siento culpable de haberlo hecho.
El club de la Pelea, estrenada en 1999, dirigida por David Fincher, nos cuenta la historia de un hombre sin nombre el cual vive una vida “normal” como calculador de riesgos para una gran empresa automotriz y consumidor artículos para el hogar. Esta vida tan simple y aburrida es atentada por el insomnio y episodios de sonambulismo, que lo lleva a probar de todo para poder dormir, hasta que se encuentra con el grupo de ayuda para hombres con cáncer de próstata. Al ver gente en peor situación que él y que se preocupa, incluso sin saber nada sobre él, siente un cierto confort en su vida que le permite quebrase un poco y recuperar el sueño. Inventa identidades para cada grupo que va.
Todo va sobre ruedas hasta que una figura oscura, literalmente, irrumpe en sus grupos. Marla Singer, una fumadora empedernida la cual es solo la fachada de su tendencia autodestructiva, refleja en el protagonista su propia mentira y no le permite sentir esa liberación que los grupos le daban. El insomnio y la ira atacan con fuerza. Pero cuando decide enfrentarla, se da cuenta que ambos tienen más en común de lo él que cree y termina negociando por los grupos a los que irá cada uno e intercambiando números.
Restaurado el balance, le es asignado un trabajo de inspección en otra ciudad. A la vuelta, nuestro protagonista conoce a un peculiar hombre, un vendedor de jabón llamado Tyler Durden, con el cual entabla una corta pero interesante conversación. Le deja su tarjeta y se cambia de asiento. Al llegar a destino, nuestro protagonista descubre que han retenido su valija porque “vibraba”. Resignado, decide ir a su departamento, solo para encontrar todas sus inútiles decoraciones en el piso de la entrada del edificio, parcialmente quemadas por una explosión que destruyó todo. Desposeído y sin lugar donde quedarse, se dirige a un teléfono público y hace una llamada que marcará el inicio de “un momento muy extraño en su vida”.Para los que hayan visto la película, ya saben cómo continua esto y quizá deben
idea. Una idea latente en todos los humanos. La de volver a un estado más elemental, donde la supervivencia esté determinada por las capacidades de uno. Una vida sencilla, básica, sin comodidades, ni privilegios. Y la única forma de conseguirlo es destruyendo todo. Partiendo de cero.Fuera de todo lo ideal, esta obra me resulta excelente. El único spoiler que voy a dejar ir es que esto es una parodia. Una parodia a todos los que conocemos el Club de la Pelea solo por la película y por los que hicieron un culto de esta. Pero, aparte de esto, el guion es impecable. Lo diálogos, la narrativa y las referencia a la película/libro y a otras obras es excelente. El estilo de los
dibujos, por más que sea criticado de sencillo o simplista, para mí, es la elección correcta para esta obra. Elimina un poco esa dosis de realismo que tiene y, cuando es necesario, el detalle realista, en ciertas partes, aumenta el interés. Además, las páginas están mechadas con distintas imágenes de objetos reales como pastillas, pétalos y manchas de sangre que intervienen en partes de la tira, como cortes en un rollo de película. El Club de la Pelea es un monstruo difícil de tratar ya que nos revela, no solo personajes reales y crudos, si no ideas. Ideas que son más fuertes que cualquier mente humana y que cualquier fuerza natural, porque pueden llegar a manejarlas. Ideas que son tan poderosas que llegan a tener nombre propio. En especial, uno como Tyler Durden.
Augusto.