Joanna Goodman
Philomena y El tren de los huérfanos confluyen en esta desgarradora historia sobre el lazo irrompible entre una madre y su hija. Una novela inspirada en hechos reales.
En el Quebec de los años cincuenta, los franceses y los ingleses se toleran a duras penas.
Maggie es hija de un angloparlante y de una francocanadiense, y entre las ambiciones de su padre no existe la posibilidad de que su hija se case con Gabriel Phénix, un joven francés y de clase baja, que vive en la granja de al lado. Sin embargo, el corazón de Maggie le pertenece por completo. Cuando Maggie se queda embarazada a los quince años, sus padres la obligan a dar en adopción a Elodie apenas nace, para «reencaminar» su vida.
Elodie crece en el «hogar de niñas indeseadas», un sitio al que van todos los bebés nacidos «en pecado», que forma parte del empobrecido sistema de orfanatos de Quebec.
La vida de Elodie es bastante inestable y da un giro trágico cuando ella y miles de huérfanos son declarados enfermos mentales como consecuencia de una nueva ley que provee más fondos para los hospitales psiquiátricos que para los orfanatos.
Maggie, que ahora está casada con un banquero que desea empezar una familia, no puede olvidar a la hija que fue obligada a abandonar. Y el pasado parece empeñado en visitarla una y otra vez, hasta que, diez años más tarde, un reencuentro fortuito con Gabriel la enfrenta a una decisión desgarradora.
A lo largo de los años, las vidas de Maggie y Elodie se entrecruzan, pero parece que nunca llegarán a tocarse.
Desconozco si en años y en otros países, o sólo sucedía lo mismo y leer esto realmente me impactó.
Está narrado en dos voces, el de Maggie y Elodie… y como tal no, pero se puede decir que en dos tiempos también, ya que más o menos la mitad del libro vemos la vida de ambas cuando la niña es pequeña (creo 6 años) y Maggie ya casada, en un matrimonio medianamente estable, debido a que ella no puede concebir, o mejor dicho, termina perdiendo a los bebés y ahí es cuando los “remordimientos” le hacen cuestionar muchas cosas e intenta buscar a su hija, pasando el tiempo hasta que la niña ha sido “liberada” ya de adulta y ahora libre debe intentar vivir o sobrevivir… mientras su Maggie no ha quitado el dedo del renglón y a pesar de estar de todos los cambios en su vida, sigue recordando y tratando de localizar a su hija.
Narrada de una forma muy ligera, es que la autora logra meternos de lleno en la historia y sentir en la piel esos miedos e incertidumbres por la que ambas deben pasar.
Vuelvo a repetir, desconozco si realmente los personajes existieron o no, como los conocimos, pero si mal no recuerdo, menciona que su abuela fue quien la inspiró a escribir esta historia (o algo así), pero me pongo a pensar en lo que aquellos huérfanos tuvieron que sufrir por no haber nacido en hogares “normales” y tuvieron que pagar por los “errores” de sus madres o familias.
Es una historia en este aspecto fuerte, pero quizá por la narración de la autora, es que entre que queremos saber que iba a suceder y que es muy fluida la historia, es de esas que no quieres detener hasta terminarla.
Fue una “grata” sorpresa conocer a la autora, ya que me ha gustado, y si lo pongo entre comillas es por el tema tratado, por la trama en sí y no por la pluma.
Al final, pues era el final (vaya la redundancia) creo que ha sido el mejor y me ha dejado con un buen sabor en los labios.
Creo que Maggie emocionalmente fue la más afectada y Elodie psicológicamente, pero ambas sufrieron demasiado por un amor prohibido. Pero al final, creo que ambas fueron recompensadas.
Una novela que en verdad vale mucho la pena descubrir.